Ni loco ni desesperado
Por: Vladimir Galeana Solórzano
“Si atribuimos o no un sujeto a la locura, cuando esta nos despierta cada tanto de ese sueño de la razon que, como es sabido, engendra sus propios monstruos. La operación de Freud fue, en efecto, haber mostrado que sujeto de la razon y sujeto de la locura no son distintos, que los anima el mismo logos, la misma lógica hallada en la estructura del inconsciente. Desde la perspectiva del psicoanálisis, los límites entre la locura y la cordura no son nada definidos ni definitivos, no son una cuestión meramente diagnóstica”: Sigmund Freud.
Pero también el padre del Psicoanálisis señalaba que la locura es hacer una y mil veces lo mismo, aunque a muchos les gusta pensar que son personas normales, pero hasta los más cuerdos y sensatos de nosotros tenemos algunos hábitos que son muy estrafalarios. Hay un dicho popular que señala que “de loco todos tenemos un poco”, pero la circunstancia en el caso de un Mandatario es diferente, y harto difícil establecer parámetros deseables de cordura cuando tiene la responsabilidad de conducir el destino de más de ciento veinte millones de mexicanos.
En lo personal no creo que el Presidente de la Republica tenga alguna afectación mental como muchos se lo han atribuido. Más bien es una persona distinta a los demás, porque ha sido exitoso en la mayor parte de las veces, y por mucho que se señale lo contrario, un sujeto afectado de sus facultades mentales no tiene la posibilidad de alcanzar lo que el tabasqueño ha logrado al cabo de muchos años de engaños a los mexicanos.
Pero una cosa es el engaño, y otra es la locura. Y lo primero que tendríamos que analizar no es si el mandatario está afectado de sus facultades mentales, lo que tenemos que entender es la forma en que hemos caído en uno de los engaños más grandes profundos de todos los tiempos en este país. Vaya, ni Antonio Severino de Padua López de Santa Anna tuvo tanta cercanía a lo que hasta ahora hemos observado en el Primer Mandatario de este país.
El hecho, lamentable por cierto, de tener un mandatario como Andres Manuel Lopez Obrador no obedece a algún desajuste mental que lo orille a tomar decisiones equivocadas, por el contrario, insisto, su problema no es mental, sino de circunstancias del ayer que lo han moldeado dentro de los esquemas de la maldad, por tantas veces en que fue relegado y rechazado por la mayor parte de los mexicanos, que siempre nos negamos en varias ocasiones en otorgarle la oportunidad de ejercer el poder.
Ahora lo detenta como nunca antes lo hiciera mandatario alguno, y su vocación por el poder es manifiesta, pero esa maldad a la que me he referido a causa de los rechazos y epítetos que se le endilgaron durante su periplo por todos los rincones del país, es la que ahora lo lleva a tomar determinaciones contrarias a esa normalidad a que nos acostumbramos en el pasado. Pero mucho abona también sus ansias de establecer una diferencia con el pasado, y eso lo ha llevado indefectiblemente a los excesos, porque requiere, para satisfacer su ego, que nos sometamos, de una u otra forma, a la realidad que él nos ha diseñado. Así de simple. Al tiempo. [email protected]
Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con cincuenta años de experiencia en diversos medios de comunicación.
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