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Mutación del caso Ayotzinapa

Mutación del caso Ayotzinapa

Mutación del caso Ayotzinapa

Pareciera que a la comisión de los familiares de los jóvenes desaparecidos de Ayotzinapa es más importante e diálogo con el Presidente que encontrarlos. Aunque en realidad para estos personajes es más importante la violencia que el diálogo.

La urgencia era solucionar un problema de hace 10 años, culpando a un Presidente que nada tuvo que ver con los hechos, y que nunca se atrevieron a exigir con esa presión al presidente culpable, es decir a Enrique Peña Nieto.

Los objetivos son desestabilizar y no encontrar a los jóvenes desaparecidos el 26 de septiembre de 2014. Los esquemas de comportamiento no indican una búsqueda real de los desparecidos, aunque no hayan responsables dentro del gobierno actual, sino que expresan que se viven momentos electorales donde la derecha ha colocado fuera de las ley la mayoría de sus acciones.

La comisión exige tener en sus manos expedientes que deben quedar en instalaciones seguras, y esa es una de las exigencias que carecen de trascendencia ya que pueden ser vigiladas por los miembros de su comisión si así lo desean pero quieren que estén fuera del alcance dela vista de las autoridades, considerando que sin propietarios de sus contenidos.

Las negociaciones con el grupo de familiares son permanentes y prácticamente diarias. Cualquier novedad que existe en las investigaciones de inmediato se transmiten a esa comisión, y no hay tema que no se haya tocado; sin embargo, las autoridades del sexenio anterior, revolvieron las pocas evidencias, desaparecieron testigos, liberaron culpables, quemaron pruebas, etc.

La comisión de familiares ha distorsionado tanto su labor que será siempre digna a niveles que llegan al absurdo, como es el caso de exigir la presencia de Tomás Zerón en las audiencias, cuando este personaje está en Israel y el gobierno no lo suelta, en una especie de chantaje internacional que parecieran no entender quienes presionan al respecto. También quieren la presencia y extradición del juez, José Luis Bernabé, que estaba en la barandilla de Iguala cuando fueron presentados 17 de los 43 desaparecidos. Este sujeto se esconde en Estados Unidos.

Ayotzinapa es una herencia del sexenio anterior, que era no sólo otro partido en el poder sino otro régimen; sin embargo, se actúa como si la represión se hubiera llevado a cabo en el actual sexenio.

Los familiares de los estudiantes desaparecidos culpan al Presidente de encubrimiento por no sacar a la luz documentos que ellos mismos debieron resguardar pero en ese momento no tuvieron el valor de hacerlo por miedo y no por sus hijos sino por ellos mismos. Gran parte de la culpa de la desaparición de documentos y tergiversación de interpretaciones la tienen los padres de los normalistas desaparecidos.

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Los espacios, las direcciones, los hechos, los tiempos están equivocados en este sentido el desfase que llevan a cabo los miembros de la comisión de familiares, que comienza con la falta de precisión en los objetivos, es propio de la derecha que nunca puede ser exacta en sus peticiones y las ambigüedades ene le discursos es su contante, de ahí que vivir en el tiempo pasado como si se tratara del presente, habla de un control y una manipulación de la derecha.

Este caos que muestran se hace evidente las individualidades chocan con el protagonismo como piloto en la autopista por los espacios en los medios. Adicción injustificada porque una vez ante esos medios enmudecen y su confusión mental se hace más evidente.

La violencia de un grupo conformado por estudiantes de la normal Isidro Burgos, encabezados por un abogado que meses antes defendía a los victimarios de los estudiantes, e integrantes de la Unión Tepito, relacionada con Sandra Cuevas quien también está vinculada a Ricardo Monreal. Desechar la participación de Emilio Álvarez Icaza en el caso Ayotzinapa, se convierte en una herida de muerte para la ultraderecha al ya no poder seguir controlando el caso, con el cual lucraban económica y políticamente, en complicidad con la OEA, fabricante de golpes de Estado blandos. Álvarez Icaza estuvo coludido con el fiscal, Omar Gómez Trejo, para manipular la investigación de Ayotzinapa.

Se trata de un eslabón más de la cadena con la que quiere atar la derecha a la democracia mexicana a través de un golpe de Estado. Lo realmente asombroso es cómo los familiares de las víctimas odian más a la actual administración que a la que causó su pena.


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