Los cines de antaño
Por Jorge Carrasco V.
En los últimos tiempos nos dimos a la tarea de visitar nuevos cines capitalinos. Lamentablemente todos ellos forman parte de plazas comerciales y parecen hechos en serie, variando solamente el precio de acuerdo al barrio en el que se encuentren.
Ya no existen los cines con personalidad propia como El Palacio Chino, el Colonial, el Lindavista o el Alameda.
Ya tampoco hay salas de gran capacidad como el Florida, el Internacional o El Latino.
La mayoría de los cines del centro de la ciudad han cerrado, permaneciendo solamente el Real Cinema y el Savoy.
El negocio parece ser en tener pequeñas salas, en las que se exhiben Block busters hollywoodenses, que acaparan la cartelera.
Uno recuerda que antes los cines tenían cintas en exclusiva como El Manacar con La novicia rebelde, el Diana con Krakatoa al este de Java, o el Ciudadela con La aventura del Poseidón.
El París y el Paseo tenían programación europea y el Regís exhibía cine de arte.
Resulta triste ver antiguos cines como el Jalisco y El Estadio convertirse en la actualidad en iglesias evangelistas, o en simples estacionamientos como el Arcadia, o centros comerciales como el Carrusel o Copel como el Alamos.
Tras la pandemia algunos cintas como el Bucareli cerraron sus puertas para siempre.
Cinépolis y Cinemex acaparan las pantallas nacionales, en las que el cine mexicano no recibe el apoyo que merece.