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La desnutrición en los niños, sombra olvidada

La desnutrición en los niños, sombra olvidada

Por Ivette Estrada

La desnutrición es una languidez que duele, asumir que la fuerza es exigua, que los propios huesos pesan…es la piel trizada y la certeza de que es una tristeza pasajera…sólo para algunos, los que transitamos por una enfermedad y logramos recuperarnos. Paro otros, muchos otros, es una condición que mina de manera pertinaz su vida.

Si la desnutrición de un niño no logra conmovernos, nada podrá hacerlo. Si no nos sentimos heridos por el evidente dolor del hambre, significa que ya perdimos todo.

En México, el 20% de los niños de dos a cinco años padece algún tipo de desnutrición y el 14.2% de ellos tiene baja talla para su edad.

La desnutrición es un problema que enfrentan los niños de edad preescolar y es más severo en Guerrero, Morelos, Oaxaca y Puebla. También en Campeche, Chiapas, Quintana Roo, Tabasco y Yucatán.

La  desnutrición, en los primeros años de vida, puede ocasionar daños irreversibles en las personas: bajo desarrollo cerebral, déficit cognitivo, lento aprendizaje y un sistema inmunológico debilitado, daños que se mantendrán cuando ya tengan más de 18 años.

Una de las partes más afectadas por la desnutrición es el cerebro.

Desde la mitad de la gestación hasta los dos primeros años de vida, el cerebro alcanza un crecimiento estimado en 1/7 parte durante el periodo prenatal y 6/7 partes durante el periodo posnatal.

La desnutrición aguda puede ocasionar daño cerebral permanente en este lapso. Entonces, aparece retardo del crecimiento antropométrico, cognitivo, emocional y en las funciones intelectuales.

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Se daña el sistema nervioso y las consecuencias duran toda la vida. Por eso, la alimentación es un área prioritaria en las políticas públicas, antes que la educación o la seguridad. Paradójicamente se invisibiliza y ocupa los últimos lugares de los programas asistenciales y esa penosa bubsistencia se normaliza.

Entre las mejores prácticas a nivel mundial para combatir la desnutrición destaca la atención primaria en salud y nutrición con énfasis en los primeros 1,000 días de vida, que abarcan desde la concepción hasta los dos años.

Se requiere inversión en acciones estratégicas para reducir todas las formas de mala nutrición en niños y adolescentes, especialmente en las zonas marginadas, esas percibidas con el mayor número de desnutrición.

De manera simultánea, existen distintas acciones que cada uno puede comenzar a realizar, como evitar desperdicios de comida, apoyos a bancos de alimentos e incluso convidar el almuerzo a un menesteroso. La filantropía contra la desnutrición no debe desdeñarse. Es parte intrínseca de que somos humanos y debemos desbaratar la sombra que persigue a nuestros niños.


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