La Cumbre maldita (parte III)
Acertijos por Gilberto Haaz Diez
En algún tiempo, durante muchos años, tirios y troyanos, propios y extraños nos sumamos cada un nuestro frente al reclamo de la mugre caseta de Fortín, que sufría atrasos hasta de tres horas. Fueron muchos, fuimos, mejor dicho, Curas del clero, empresarios de las cámaras, diarios de la región y el estado, Asociaciones de transportistas y muchos que vivimos en esta región afectados por los retrasos en el paso de esa caseta de paga, ahora sufrimos por los asaltos y crímenes de la delincuencia en la Cumbre de Maltrata. Ayer con Azucena de Milenio hicieron circular un video donde el gobernador Cuitláhuac se atoraba, como se atora muy seguido, y no entendía el por qué este joven deportista filmó el atraco, donde le dispararon y fue herido y salvó su vida de milagro. Una familia que ayer fue a Puebla, me informó que contaron de 7 a 9 camionetas artilladas de la Guardia Nacional y que, según, iban por ellos. Dejen los abrazos, hay que aplicarles aquella máxima de Winston Churchill que, cuando le pedían un dialogo con los enemigos, dijo: “A los enemigos hay que responderles en su mismo idioma, el de la violencia”.
LOS ACOMPAÑANTES DEL PRESIDENTE
Tuvo relevancia plena el Quinto Informe de Gobierno de AMLO. La tuvo porque, entre otras razones, le acompañaron gobernadores que no son de su partido. Uno de ellos, Enrique Alfaro, del MC, reñido con Dante Delgado a mañana, tarde y noche, quien se trepó al Tren Maya y le dieron la primera vuelta en esos cabuses de lujo, que son como el AVE de España (Acrónimo de Alta Velocidad Española), esa será una de las obras cumbres del presidente que, según él, inaugura para la gente a fin de año con precios módicos, desde 80 pesos hasta descuentos a jóvenes y jubilados. Para que sientan lo que es andar en un tren de lujo y popular. La vuelta en recta que les dieron, entre ellos Carlos Slim, el más rico de México, fue un recorrido en velocidad baja, a solo 30 kilómetros por hora. Eran como cuando la NASA comenzaba con sus experimentos lunares. Así debió haber sido siempre, buena convivencia con los gobernadores de oposición, que se gobierna para todos. Otro fue el priista Antonio Villegas, invitado a esa fiesta. No se vio nunca al gobernador de Veracruz, quizá lo enviaron a arreglar el merequetengue en las Cumbres de Maltrata y allá hacía guardia. Le aplicarían el ‘no me olvides’. Uno, que es gente del riel y que ama a los ferrocarriles, aplaude al presidente porque todo mundo se olvidó de los trenes de pasajeros, y ahora este tabasqueño creó mil y pico de kilómetros, eso es como de Veracruz a Mc Allen en kilómetros, y seguro beneficiará a los turistas y a los pobladores. Lo que señalaba un experto es que esa refinería de Dos Bocas, donde reina Rocío Nahle, aun no va a procesar ni un litro de gasolina, eso dicen los expertos. Alfaro y toda la fuerza de Jalisco, con sus alcaldes, diputados y senadores, seguro se va a sumar a Xóchitl Gálvez, como todo indica.
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EL SUEGRO DE LADY DIANA
A sus noventa y pico de años, murió Mohamed Alfayed. Cobró vida mundial porque era un millonario, empresario egipcio con residencia en Londres, su fama alcanzó notoriedad cuando compró el afamado hotel Ritz de París, ese hotel de quien Hemingway dijo: “Mi sueño, cuando muera y despierte es estar en el hotel Ritz”. El bar del Ritz lleva su nombre desde 1994, era bueno para el trago y, como la Paloma Negra, agarraba por su cuenta las parrandas. En el mostrador hay una escultura de bronce que representa al autor de “El viejo y el mar”. Éste, que por aquel entonces no tenía un céntimo, descubrió el Ritz a finales de los años 1920 gracias a otro escritor compatriota adinerado, Francis Scott Fitzgerald, antes de conocer el éxito con “Fiesta” y “Adiós a las armas”. El fundador del lujoso hotel, César Ritz, quería que los grandes de este mundo se sintieran como en casa. El establecimiento, conocido por ser el primero que puso un cuarto de baño en cada habitación, abrió sus puertas en 1889 en un palacete que da sobre una de las plazas más bellas de la capital. Ese hotel que Coco Chanel un día llegó a hospedarse y se quedó 34 años alquilando una habitación. Mohamed Alfayed compró el hotel Ritz y también la afamada tienda londinense, Harrods, quería a toda costa nacionalizarse inglés, pero la mamá reina, Chabelita, que era una chucha cuerera, siempre se lo negó. En la cinta Crown sale una escena donde en un Derby en el hipódromo la reina evita sentarse con él y lo acompañó Lady Diana, que luego sería su nuera y murió con su hijo, Doddy, en el Puente del Alma en París, cuando los paparazis los correteaban, un accidente que el viejo siempre dijo que era un crimen, pues la realeza británica no permitiría nunca que un heredero de la Corona tuviera de padrastro a un musulmán. Cuento esto porque Al Fayed murió hace unos días, y me acuerdo de hace algunos años cuando visité su tienda Harrods y tenía dos estatuas de sus hijos, Doddy y Lady Diana, un Memorial a la dama del pueblo, como la llamó Tony Blair.
