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“El engaño en política es tan difícil de ocultar como la verdad” Jesús Reyes Heroles

“El engaño en política es tan difícil de ocultar como la verdad” Jesús Reyes Heroles

“El engaño en política es tan difícil de ocultar como la verdad” Jesús Reyes Heroles
Prospectiva

La Alianza Va por México, integrada por el PAN-PRI-PRD, pero realmente liderada por Claudio X González, salió con “su domingo 3” al querer engañarnos con la verdad, al implotar un proceso que se anunciaba como un ejercicio democrático del cual resultaría un vencedor o vencedora que se convertiría en el abanderado de ese grupo opositor en el propósito de sacar a la Cuarta Transformación de Palacio Nacional para volver al pasado glorioso que tanto festinan y que tanto añoran quienes insisten, una y otra vez, que el modelo neoliberal es la panacea para resolver todos nuestros males.

No lo fue por tres décadas. No lo será en adelante porque ha quedado demostrado que esta receta cocinada en Washington lo que sí hizo fue concentrar más la riqueza en muy pocas manos, acotar al Estado en funciones y responsabilidades, olvidarse de los pobres y privilegiar la privatización como paradigma de la eficiencia y la eficacia de una modelo capitalista donde la libre competencia ya no opera.

No, ayer domingo no fue día de consulta como se había establecido al trazar la ruta que la Alianza Opositora dispuso horas después de que Morena y sus aliados dieran a conocer la suya propia, la que permitió a seis personas recorrer el país para, algunos, difundir los logros, los avances alcanzados por el gobierno emanado del voto de más de 30 millones de ciudadanos aquel ya distante, pero siempre en la memoria, primer domingo de julio del 2018.

Xóchitl Gálvez, oriunda del estado de Hidalgo, senadora por esa entidad, postulada por el PAN, al que dice no pertenecer, será la abanderada de esta alianza en los comicios de junio de 2024. Aún los más afines a esta alianza opositora al régimen de la 4T han calificado como un error no haber llegado hasta la última etapa del proceso que era una consulta popular, poniendo en tela de duda la legitimidad del proceso, lastimando a la que, no hay duda, desde mucho antes de que se definiera la metodología ya era la ganadora, porque así lo había dispuesto quien lidera y manda a este tridente que conforma formalmente la coalición.

Se lastima a Xóchitl a quien ayer se le entregó su constancia de ganadora; galardón que obtuvo por el abandono escalonado de todos los que iniciaron la marcha y que fueron bajados del camión hasta quedar sólo dos. Dos mujeres con características muy diferentes y con un currículum que evidencia los kilómetros de distancia que le lleva Beatriz Paredes a la que, al final, pero desde el principio, era la ganadora.

“No pueden vencer aquellos incapaces de convencer” Jesús Reyes Heroles 

Hasta Joaquín López Dóriga, apasionado porrista de Xóchitl consideró una auténtica falta de respeto el haber obligado a la ex dirigente nacional del PRI, a la ex gobernadora de Tlaxcala, a declinar, dos días después de que, Alejandro Moreno, en su calidad de “Alito”, señalara, en una entrevista de banqueta, que la diferencia entre la única sobreviviente del PRI y la senadora Gálvez: “es irreversible”. Planteamiento que denostó Beatriz Paredes quien pidió esperar hasta el final.

La priista reconoce en el texto de su renuncia que fue víctima de guerra sucia desde dentro y fuera de la Alianza; ataques que llegaron a escalar un problema físico como de “invalidez permanente”. En su renuncia destacan señalamientos importantes que explican el por qué no pudo concitar el apoyo necesario. Primero: “No tuve la aptitud de convencer a mis correligionarios, que también fueron aspirantes, a que se sumarán a mis propuestas”. Segundo: “Los prejuicios por mi militancia partidista campearon entre amplios sectores de la sociedad civil, sugiriéndome, constantemente, que abandonara al partido, estas recomendaciones fueron alimentadas interesadamente cuando yo ratificaba mi convicción priista”.

Destaco estos dos puntos porque evidencian, uno, que la dirigencia del PRI, a diferencia de lo que se especuló de que “Alito” se la jugaría con su correligionaria “porque eso es lo que conviene a Morena”, no traicionó su acuerdo de que al PAN le tocaría nombrar a candidatos a la presidencia y al gobierno de la CDMX, porque él tricolor había postulado a los candidatos de la Alianza Opositora en el Estado de México y en Coahuila.

Segundo. Lo dicho por Beatriz debe dolerle a ella, sí, porque se siente orgullosa de su filiación partidaria, pero especialmente a la dirigencia y a una militancia que se ha reducido de manera dramática durante la gestión de Moreno que, al haberse inclinado por la candidata del PAN, le ha dado la puntilla a lo que queda del partido fundado en 1929 por Plutarco Elías Calles. Es la primera ocasión en la larga historia del PNR-PRM-PRI, que no postulan a un candidato propio. Todo esto explica el por qué el campechano es el causante directo de que el tricolor mantenga solo dos estados gobernados por ese instituto político.

No omito aceptar que Xóchitl ha sabido responder a las expectativas de quienes la han impulsado, en un entorno de flaqueza externa que anticipaba un día de campo para Morena y sus aliados el domingo 2 de junio del año próximo.

¿Puede dar la batalla Xóchitl? Sin duda logrará el apoyo de un sector opuesto a López Obrador y a su proyecto de nación. Pero no le bastará el chiste, la matraca ni la folclórica vestimenta que hasta ahora configuran un lenguaje corporal exitoso, pero que no tiene a la mano un discurso que pueda conmover al electorado a la hora de la hora. Si se empeña en lo mismo que han hecho los que hoy la cobijan de criticar lo hecho por el gobierno de la 4T, muchas gracias por participar. Su derrota será ominosa y se quedará como el perro de las dos tortas, sin la presidencia y sin la gubernatura de la Ciudad de México que es, con todo respeto, para lo que le alcanza y que, efectivamente, le podría dar un susto a Morena. Por cierto, Beatriz Paredes, con enorme categoría, dijo: “Conmigo un cuenten. Apoyaré a la Alianza si solo si me convence el proyecto de nación que se construya”.

Seguramente Ángel Gurría, uno de los que se bajó del camión a tiempo, diseñará un “Programa de Nación” anclado en el pasado. En ese pasado en el que se incubó la candidatura de la hidalguense. Un proyecto de nación que buscará ser un espejo del proyecto de la nación de la 4T. Una imagen inversa, que se centrará en la crítica y en el descrédito de lo logrado en estos cinco años de gobierno por un mandatario con 60% de apoyo popular.

En los cuatro debates, última etapa antes de la encuesta, Xóchitl triunfó en simpatía, en carisma. Le festinaron sus groserías, lo populachero que tan bien le sale. Sus críticas al presidente López Obrador y a su gobierno. Provocó sonrisas irónicas su propuesta de no vender micheladas para enfrentar la inseguridad, entre otras cosas.

Pero lo que quedó en evidencia es que está a muchos kilómetros de distancia de la retórica, de la experiencia, de las ideas construidas como parte de una militancia que, si bien permite el pragmatismo, no acepta la improvisación como constante.

No, Beatriz Paredes n estará en las boletas. Pierde el PRI, sí. Pero también es una cachetada a la historia de ese instituto político nacido en 1929 para darle coherencia al movimiento revolucionario. Como bien señalaba don Jesús Reyes Heroles: “En política, lo importante es convencer, persuadir, no improvisar”.

El miércoles próximo sabremos quién será él o la oponente de la señora X. Esperamos que el proceso interno para elegir a la corcholata ganadora transite por una unidad que garantice la continuidad de un proyecto de nación que, como enfatizó el viernes pasado en Campeche el presidente de la República, en su Quinto Informe de gobierno: “Hemos considerado relevante que se convirtió en realidad nuestro sueño, entre todos y desde abajo hemos logrado reducir la pobreza y la desigualdad. Cinco millones de personas lograron salid de la pobreza”. Pero a los de arriba tampoco les ha ido mal: empresarios y banqueros han obtenido ganancias razonables y lícitas.

“La estabilidad y la seguridad de Rusia son nuestras prioridades fundamentales en la política nacional e internacional” Vladimir Putin

A finales de junio próximo pasado la rebelión del grupo autodenominado “Wagner”, mercenarios liderados por Yevgueni Progozhin, aliado de Rusia en la invasión a Ucrania, exhibió la debilidad de Vladimir Putin y fortaleció la tesis de que la derrota del presidente ruso devendría de una fractura interna. Este planteamiento no se había concretado toda vez que las sanciones económicas impuestas por Occidente fueron resultas por el gobierno, no de manera total, pero sí atenuando las reacciones opuestas de parte de la sociedad.

El intento de salida del país de los opuestos a la ampliación del número de efectivos del ejército fue detenido casi de inmediato cerrando todas las vías que pudieran hacer efectiva esta diáspora. Al tiempo, el gobierno ruso puso en práctica una campaña orientada a fortalecer el nacionalismo y la defensa de los valores con componentes propios del socialismo real y del nacional socialismo alemán.

Putin había sorteado estos escenarios, incluso, los derivados de su evidente fracaso en la conquista del territorio ucraniano provocado por la sumatoria de dos factores: uno, el liderazgo del presidente Zelenski quien, pese a los riesgos, se ha mantenido al frente de su ejército para sortear una invasión que ha provocado la migración de más de un millón de personas, el colapso de la economía y la destrucción de buena parte del territorio.

Por cierto, el presidente de la nación invadida ha considerado la necesidad de convocar a elecciones pese a la crisis interna en razón de la necesidad de fortalecer su legitimidad en un entorno tan complejo.

El segundo factor, sin duda, ha sido el apoyo sostenido de los países miembros de la Unión Europea y de la OTAN que, impulsados por el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, ha suministrado armas y apoyos económicos sin los cuales hubiera sido imposible mantener una resistencia capaz de hacer pensar que es factible la victoria de los invadido o, al menos, alcanzar un acuerdo que lleve a Rusia a poner punto final a su aventura.

¿Qué fue lo que detonó la rebelión de Wagner? Como suele ocurrir con los ejércitos mercenarios, el principio de lealtad a las instituciones, que distingue a los ejércitos regulares, no está en su ADN. Los mueve el dinero y el botín que deriva de sus acciones militares. Hay datos contundentes que evidencian que, principalmente lo que detonó esta asonada fue el choque constante y creciente entre el comandante del ejército ruso y Prigozhin.

Este empresario, que se hizo rico administrando sus restaurantes en San Petesburgo, consideró que la única forma de recobrar el respeto e impedir lo que, a su juicio, era un ataque frontal a su grupo, decidió levantarse en armas encabezando un movimiento inédito en décadas. Rusia vivió el sábado 19 de agosto una rebelión “transformada en golpe de Estado”, como lo narran Javier G. Cuesta, María R. Sahuquillo y Luis de Vega, corresponsales de “El País” (24.06.2023).

Luego de tomar los edificios oficiales de la ciudad sureña de Rostov del Don (frontera con Ucrania y núcleo principal de la logística rusa para la guerra), el líder de Wagner lanzó “una columna blindada que avanzaba hacia Moscú”. Su principal opositor, el ministro de Guerra, Serguéi Shoigu, se mostraba incrédulo de lo que le reportaban sus subalternos.

A las puertas de Moscú, Progozhin escuchó al presidente bielorruso, aliado de Putin, Aleksandr Lukashenko, quien lo invitó a reflexionar sobre los riesgos de esa asonada. Luego de varias horas, Lukashenko informó que su mediación había sido exitosa. “Hemos llegado a un acuerdo absolutamente rentable y aceptable para Wagner”.

El presidente bielorruso fue muy puntual al mencionar en su mansaje que se le habían dado “garantías de seguridad” sin especificar que calificaba ello. El aliado incondicional de Putin, no tuvo empacho en calificar este movimiento como arriesgado en extremo. “Progozhin, el empresario, no cuenta con el apoyo de las élites”, señaló a los medios Lukashenko.

“Las decisiones políticas deben ser firmes, pero también reflexivas y basadas en el análisis exhaustivo de la situación” Vladimir Putin

¿Cuál fue la reacción de Vladimir Putín? Esta rebelión de Wagner, propiciada en mucho por la ruptura del líder de los mercenarios con Shoigú, no podía pasar de largo para el presidente ruso, profundamente herido en su orgullo por ese intento de asonada, de lo más inoportuna. El mandatario ruso no sólo enfrenta a la resistencia ucrania con el apoyo de Occidente, además, al ruido interno que derivó de este intento de golpe de Estados que generó argumentos para aquellos que al interior de Rusia se oponen al el régimen autoritario, autárquico, encabezado por el ex jefe de la KGB.

¿Quedaría sin consecuencias esta afrenta? Todo parecía indicar que más allá del regaño, la acción no pasaría a mayores. No sólo se perdonó al líder y a sus soldados. Putin mencionó una y otra vez que Wagner tendría un papel estelar en el “Proyecto África”, que ha puesto en marcha el presidente ruso y del cual ampliaremos más adelante.

Putin estaba consciente de que su laxitud, el haber permitido que la relación entre Progozhin y su jefe de defensa provocara una crisis tan severa. “Los deslices del primero, y las rencillas del segundo”, fue la principal causa de este levantamiento. La reacción de Putin fue vitriólica, sí, pero relativamente moderada. De entrada, cargó contra el jefe de los mercenarios. Lo acusó de traición, de “apuñalar por la espalda al pueblo ruso”. Abiertamente prometió aplastar el golpe: “Nuestra reacción será contundente”, exclamó en un mensaje transmitido por la televisión rusa.

Sin duda, la rebelión exhibió la debilidad de Putin, lo que, para una persona egocéntrica y autoritaria como él, es intolerable. ¿Qué lo hizo cambiar el rumbo del huracán que se dirigía hacia Prgozhin y sus mercenarios? Se especula que el círculo rojo en el Kremlin convenció a su jefe de no “victimizar” al líder rebelde y, en cambio, le diera una salida, un pacto, que, primero que todo, desactivara la crisis. Eso era lo prioritario en un momento en el que dentro y fuera de Rusia se hablaba ya de una inminente “guerra civil”.

Desde luego, esta decisión pasó por el análisis de lo que este infortunado evento afectaría la campaña rusa en Ucrania que ya rebasó el año y medio. El estar midiendo fuerzas con Prigozhin, conllevaba desproteger el frente ucranio que en ese momento fue leído por el Zelenski como un signo de debilidad rusa. Occidente también observó este levantamiento como una coyuntura para poner fin al conflicto, pero, primero que todo, Joe Biden, la UE y la OTAN, salieron rápidamente a matar toda posibilidad de que se les asociara con la rebelión mercenaria. Desde luego que no participaron, pero sin duda la acogieron con alegría y esperanza de que la implosión, un estallido interno, terminara defenestrando al “zar” Putin.

Hoy sabemos que ese deseo se desvaneció rápidamente, porque las áreas de inteligencia rusas pudieron domar al león rebelde, confinarlo a Bielorrusia, vigilado día y noche. La idea de que el fin de Putin pusiera término al evento iniciado en febrero del 2021 con la invasión artera de Ucrania, no fructificó.

Los afanes imperiales del presidente ruso que han pasado por la destrucción de Chechenia, por los ataques frontales a Georgia y la anexión facciosa de Crimea en 2014, escalaron a partir de ese mismo año con una guerra soterrada contra Ucrania en Donbás. Nos equivocamos cuando ponemos como punto de partida la guerra Rusia-Ucrania en febrero de 2021.

En resumen, Rusia transitó en ese momento en lo que algunos analistas llamaron “la larga noche” de Putin, y el “temor fugaz de la guerra civil”. El asunto no es menor. La inteligencia rusa tenía que responderle a su líder, que si de algo sabe es de espionaje, una pregunta toral: ¿La sublevación de Prigozhin es un intento aislado de golpismo, o la punta de un iceberg que en el fondo “esconde a varias familias del Kremlino ambas cosas a la vez?

Lo primero resultó ser “la crónica de una revuelta anunciada”, para fraseando al gran Gabo. Pilar Bonet (El País. 24.06.2023) señala que no sólo en el Kremlin, en las calles, tiempo atrás se percibía un ambiente tenso. “Nadie sabía cuándo se produciría el levantamiento y con qué consecuencias, con qué profundidad y a qué precio”. Como bien dice Pilar, la primera incógnita se despejó aquel sábado de junio.

Lo cierto es que, si bien fue el ministro de Defensa quien hizo el “trabajo sucio”, sabemos que quién movía la cuna desde el Palacio de Kremlin era el propio presidente ruso. “La rebelión se ha visto aparentemente adelantada porque Prigozhin había sido acosado y conducido hasta un callejón sin salida por el intento sistemático del jefe del Ejecutivo y el Ministerio de Defensa, de cortar las alas al hombre cuyas tropas eran glorificadas hasta hace poco por sus victorias clave en la guerra de Ucrania y ensalzadas por los propagandistas del Kremlin”.

“Creo en una Rusia fuerte y soberana que juegue un papel significativo en la arena global” Vladimir Putin

¿Envidia? Me recordó el encono, mucho por envidia, de Adolfo Hitler contra el mariscal de campo alemán Erwin Rommel, conocido como “zorro del desierto. Sus habilidades técnicas y liderazgo en el campo de batalla durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Dirigió las fuerzas alemanas en el Teatro de Operaciones del Norte de África durante la campaña del Desierto Occidental.

Su apodo deriva de su agresividad y móvil estrategia de guerra en el terreno desértico, donde logró éxitos notables contra las fuerzas aliadas lideradas por los británicos. La situación cambió para la Alemania Nazi, y para él, en razón de la derrota de Rommel en la Batalla de El Alamein, determinante para que los aliados recuperaran África del Norte.

Esta batalla significó el Némesis de Rommel que regresó a Berlín confinado a un puesto administrativo. Rommel fue implicado en el complot para asesinar a Adolfo Hitler en el atentado ocurrido el 20 de julio de 1944, organizado por un grupo de oficiales alemanes que se oponían a su liderazgo y a la dirección que estaba tomando la guerra.

El complot fue liderado por Claus von Stauffenberg, coronel del ejército alemán quien colocó una bomba en la sala de conferencias del cuartel general de Hitler en Wolfsschanze, en Prusia Oriental. Como se recordará, la bomba estalló, pero a pesar de que varias personas resultaron heridas y murieron, Hitler sobrevivió debido a una mesa que actuó como barrera. Con este atentado lo que se buscaba era poner fin al gobierno de Hitler y detener el curso de la Segunda Guerra Mundial.

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Aunque Rommel no estuvo directamente involucrado en la planeación y ejecución del atentado, se descubrió que tenía conocimiento de la conspiración. Como resultado, Rommel tuvo que elegir entre enfrentar un juicio y posible ejecución, o suicidarse para evitar la publicidad negativa que podría afectar su reputación y la de su familia. Prefirió la segunda opción y se suicidó en octubre de 1944.

“La estabilidad interna y la cohesión son esenciales para que una nación desempeñe un papel destacado en los asuntos mundiales” Vladimir Putin

Volviendo al escenario ruso, en junio pasado, la Duma estatal de Rusia aprobó una nueva legislación cuyo objetivo central es devolver al Estado el monopolio de la violencia y, a tenor de esta legislación, “todos los combatientes, movilizados, voluntarios o presidiarios, deben someterse a la jerarquía del Ministerio de Defensa”. Una medida que pegaba directamente al bolsillo del grupo mercenario Wagner. Ramzán Kadirov, dirigente del ejército checheno, “puso el ejemplo al alinearse a la disposición aprobada por la Duma”.

Puesto contra la pared, en un espacio fuera de la legalidad, Prigozhin tuvo que tomar decisiones radicales; primero: emprender una escalada de acusaciones e imprecaciones contra el Ministerio de Defensa, la élite dirigente de Rusia y los fundamentos y explicaciones oficiales sobre la causa de la guerra.

Lo que no se puede dejar de lado es que desde que el Kremlin contó con el apoyo de Wagner para la invasión de Ucrania hasta que se ha alarmado por el envalentonamiento de Prigozhin, el que fuera llamado “el cocinero del Kremlin”, porque sus restaurantes eran los encargados de organizar los banquetes de Putin con líderes de otros países, “formó un ejército propio con varias decenas de miles de hombres y miles de exreclusos han vuelto del frente e indultados gracias a él”.

Después de la revuelta. Tranquilizados los ánimos. Prigozhin y Putin, entendieron que se necesitaban el uno al otro. El líder de Wagner, claro de que estar fuera del presupuesto es estar en el error, pero también consciente de que lo ganado, el liderazgo tiene un precio. Putin, sin olvidar lo ocurrido, a sabiendas del crecimiento del Frankenstein que el mismo construyó y de los riesgos inherentes a ese hecho, lo consideró pieza importante para impulsar su política expansionista en África.

El 27 de julio pasado, el presidente ruso convocó a una cumbre en San Petersburgo, la ciudad donde nación Prighozni, a líderes de países africanos. La Segunda Cumbre del Foro Económico y Humanitario Rusia-África, concitó acuerdos militares con 40 naciones de ese continente. Algunos ven esta estrategia rusa como parte de su alianza con China, otros la visualizan como un intento del líder ruso de construir su propia ruta en un continente con enorme potencial.

En esta cumbre, en la que el líder ruso trató de seducir a los países africanos, apareció Prigozhin estrechamente vinculado a esa región. Wagner, durante años ha tenido una importante participación en actividades militares y económicas en varios países africanos.

El líder del ejército mercenario fue fotografiado en compañía del representante de la República Centroafricana aparentemente tomada en las escaleras de un lujoso hotel propiedad de la familia de Progozhin en San Petesburgo. Antes de ese encuentro, el líder de Wagner desmintió a un medio de comunicación africano los rumores según los cuales su grupo va a abandonar África. ¿Demasiada presencia en esa zona? ¿Putin la tolera o le incomoda?

El presidente ruso, consciente de que el primer foro en el que participaron 45 países africanos no rindió los frutos esperados y que esas naciones consideran que han logrado más negociando con China y Occidente, les ofreció cereal gratis luego de suspender el pacto con Ucrania y bombardear sus puertos.

“Buscamos colaboración con nuestros socios Internacionales, pero siempre protegeremos los intereses de Rusia en cualquier negociación” Vladimir Putin

Esta iniciativa se anuncia al tiempo que la Unión Europea declara su enorme preocupación por esta medida unilateral del Kremlin que “pone en riesgo la seguridad alimentaria global al rechazar prorrogar el pacto del mar Negro”, que ha obligado a los campesinos ucranios a no sembrar si no está garantizada la vía para su exportación a través del mar Negro.

Armas minerales, minerales, desinformación e influencia, son las claves para entender la influencia rusa en ese continente y, desde luego, el apoyo del grupo Wagner en ese continente. El País (28.07.2023) publicó un amplio reportaje que detalla el qué y el cómo de esta presencia rusa en este continente. No omito señalar que dos días antes de que concluyera la segunda cumbre entre Rusia y África, el gobierno de Niger caía derrocado por un golpe de Estado. “Al igual que ocurriera en Malí y Burkina Faso, muy pronto banderas rusas y mensajes contra la antigua la antigua colonia, Francia, aparecieron en manifestaciones en Niamey”.

La revuelta de Wagner no pasó desapercibida en ese continente. “Un supuesto mensaje de alabanza de la asonada de Yevgueni Prigozhin, jefe del grupo mercenario ruso Wagner, ha alimentado el rumor de que Rusia ha pedido maniobrar para desestabilizar al último gran aliado de Occidente en el Sahel”. Esta acción contrasta con el discurso del ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov, llamando a “restaurar el orden constitucional en Niger”. Por un lado, Rusia evidencia que usa el peso diplomático, político y militar para ganar influencia, por el otro, está la otra estrategia, las oficiosa, en la que está presente el grupo Wagner “que ejerce de brazo en la sombra de Rusia para lograr objetivos económicos y geoestratégicos sin que sus criticados métodos y acusaciones de violencia de derechos humanos, según investigación de la ONU y ONGs, puedan ser atribuidos a Moscú”.

Todo este largo relato, estimadas lectoras y lectores, para llegar a lo que ustedes seguramente se vienen preguntado. ¿Fue la muerte de Yovgueni Prigozhin un accidente aéreo, una simple fatalidad? ¿Está la mano de Vladimir Putín, el que nunca perdona”, detrás de ese siniestro en el que murieron 10 personas, incluido el jefe de la compañía de mercenarios Wagner y su número dos, Dmitri Utkin?

Dos meses después del intento de Golpe de Estado,que pudo haber conducido a una guerra civil; del aparente perdón del Kremlin a quien encabezó la revuelta; de la evidente necesidad que el gobierno ruso tiene de este grupo tanto en el frente ucranio como en África, un velo de dudas y sospechas prevalecen sobre este hecho ocurrido el mismo día en el que se filtró la destitución como jefe de las Fueras Aeroespaciales de la Federación de Rusia, del principal aliado de Prigozhni, el general Serguéi Surovikin,

Luego de certificar la muerte del líder del grupo Wagner, sus restos reposa en un lugar secreto de su natal San Petesburgo. Sepultado a escondidas, decisión tomada por el Kremlin que no quiere verlo convertido en héroe, mientras las autoridades respectivas insisten en que fue un accidente de aviación y rechaza cualquier versión que lo contravenga.

Grey Zone, un canal de Telegram, próximo al empresario, no piensa lo mismo. Acusa al ministerio de Defensa que dirige el enemigo de Prigozhin, Sergéi Shoigú de haber derribado el avión con un sistema antiaéreo. Menos de dos semanas después del accidente en el que perdió la vida su líder, el grupo Wagner difundió un video grabado dos días antes del incidente que le costó la vida a Yavgueni, quien, vestido con su uniforme militar, dice que no está muerto, que está bien, y que se encuentra atendiendo algunos asuntos en África.

Joe Biden, la misma tarde en que se supo del accidente expresó lo siguiente: “No sé exactamente qué ha pasado, pero no estoy sorprendido”. Recordó la frase que había dicho cuando le preguntaron por el destino de Prigozhin tras el fracaso del motín: “Tendría cuidado”. Sobre la responsabilidad del presidente ruso en lo acaecido, Biden no parece tener muchas dudas: “No ocurren muchas cosas en Rusia que no tengan a Putin detrás”.

El asesor del presidente Volodimir Zelenski, pidió espera a que se aclare lo sucedido, pero no omitió opinar: “Es obvio que Putin no perdona a nadie. Prigozhin firmó su pena de muerte en el momento en el que creyó en las `garantías´ que le dio el presidente de Bielorrusia Aleksandr Lukashenko, y la igualmente absurda ´palabra de honor´ de Putin”.

Como colofón a esta larga pero necesaria narrativa, vale mencionar las reflexiones de Mark Galeotti, investigador inglés, especialista en Rusia (El País.23.06.2023) derivadas del levantamiento de Wagner. “A mi juicio, esta revuelta ha permitido al mundo ver como el régimen de Putin se está devorando por dentro”. El profesor y escritor británico asegura en esta entrevista, que la rebelión de Wagner “ha mostrado las dificultades del jefe del Kremlin para controlar a las fuerzas de seguridad.”


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