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Ídolos efímeros

Ídolos efímeros

Ídolos efímeros
Por Jorge Carrasco V.

El béisbol ha cambiado por el mercantilismo, la agencia libre y la publicidad. Son cada vez menos los peloteros que desarrollan su carrera con un solo equipo. Se ha perdido eso que se llamaba el amor a la franela.

Recuerdo con nostalgia a jugadores como Rubén Esquivias, Manuel Ponce y Fernando Remes, que preferían retirarse, antes de portar otra franela que la de los entonces Tigres capitalinos.

Los directivos trataban de justificarse diciendo que se trataba de una especie de premio para los jugadores, que podrían quedarse con el dinero del cambio como una especie de liquidación por sus años de servicio, pero las más de las veces se trataba de exprimirlos hasta lo último, consiguiendo algún novato por ellos.

Entre los casos más recientes está el de Emmanuel Avila, quien tras doce años de defender la esquina caliente de los Diablos Rojos, fue enviado a los Guerreros de Oaxaca, La excusa que se dió, fue que se tenía que hacer lugar al prometedor novato Carlos Sepúlveda. Con las vueltas que da la vida, el novato se ha convertido en el banquero del ex liga mayorista Robinson Canó.

Rainel Rosario y Henry Urrutia se habían convertido en referentes de los Saraperos de Saltillo, pero como las cosas no iban bien este año, el gerente los cambió sin ningún miramiento a León. cosa que a la larga le costó la chamba.

Pese al mal año de Reynalndo Rodríguez con los Tigres, era su líder en homerunes y producidas y cambiarlo a Oaxaca, se antoja un desatino más de la directiva.

El colmo fue el de Manny Barreda con los Toros de Tijuana. Tras tener los mejores números de la historia de la franquicia, fue dado de baja, eso sí con un comunicado en el que se le agradecían los servicios prestados y se le deseaba suerte en sus futuras empresas.

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Y luego los hipócritas directivos se preguntan por qué ya no hay ídolos en sus equipos.

 

 


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