El respiro al INAI
Por: Vladimir Galeana Solórzano
El Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales, es el organismo autónomo constitucional depositario de la garantía de acceso del cumplimiento de dos derechos fundamentales: el de acceso a la información pública, y el de protección de datos personales. De ahí su autonomía para que nadie pueda interferir en su labor de abrir la información de lo que se hace desde las tres instancias de gobierno.
Su principal tarea es que tiene la garantía de que cualquier autoridad en el ámbito federal, órganos autónomos, partidos políticos, fideicomisos, fondos públicos y sindicatos, o cualquier persona física o moral que reciba y ejerza recursos públicos o realice actos de autoridad, entregue la información pública que cualquier ciudadano pida o solicite en el esquema gubernativo.
Pero como siempre, el Presidente de la República ha venido acosando a la institución porque no le gusta que los mexicanos nos enteremos de sus excesos en el gasto público, y mucho menos de las grandes cantidades de dinero que envía a Cuba, Venezuela, y a los demás países populistas, con la finalidad de que le guarden sus miles de millones de dólares para vivir decorosamente cuando deje el poder en México.
Por eso la persistente conducta de pretender desaparecer al INAI con la cantaleta de que es un ente que cuesta mucho y que es mejor destinar ese dinero para otros fines más importantes. Claro es que lo que en realidad quiere el señor López Obrador es que no nos enteremos de lo que hasta ahora se ha gastado en sus caprichos, lo que ha enviado a los sátrapas del Continente como regalo, y la riqueza que detentan sus hijos en las cajas que tienen en el sistema Bancario de Houston, y las bóvedas en Dubái.
Aquel que le daba por mostrar un billete de cincuenta pesos que guardaba en su cartera sigue siendo el mismo rufián al que Pemex pagaba para que dejara de interferir en sus trabajos, pero también es el mismo trinaba contra la estafa maestra, y ese que ahora ha tenido a su disposición los caudales públicos del país, de donde sus afamados hijos toman enormes cantidades para llevar a guardar en sus cajas en Houston y en Dubái.
De ahí las agresiones al Instituto Nacional de Acceso a la Información y Protección de Datos Personales, porque no quiere que se sepan las cantidades que ha dispuesto no han solo para seguir enriqueciendo a sus hijos, sino las cantidades que entrega a los países populistas como Cuba a manera de ayuda, y que en realidad no es más que una estratagema para acumular una fortuna que ya es incalculable. Pobre país. Al tiempo. [email protected]
Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con cincuenta años de experiencia en diversos medios de comunicación.