El plazo fatal
Por: Vladimir Galeana Solórzano
La primera corcholata que ha abandonado su encargo como lo señaló el Presidente de la Republica, Andrés Manuel López Obrador, ha sido Marcelo Ebrard Casaubón, a quien ya le llegaba el agua a los aparejos y decidió convertirse en la primera “corcholata” para visualizar que tanto lo aprecia el Presidente de la Republica, a quien le juró lealtad ciega después de que se quedó sin padrino desde la muerte de Manuel Camacho Solís, quien fuera su mentor y a quien cuidaba como un hijo. Seguramente mucho le aprendió porque su carrera politica ha sido exitosa, aunque no exenta de avatares propios del ejercicio publico.
Pero habrá que señalar que hasta ahora le ha sido fiel al Presidente de la Republica, pero eso no quiere decir que lo vaya a hacer candidato a la Presidencia de la República, pese a ser el más talentoso y preparado del grupo de las corcholatas. Mucho tendrá que hacer, mostrar y demostrar, para que pueda aspirar realmente a convertirse en el sucesor de uno de los mandatarios más poderosos que ha detentado la Primera Magistratura, y que seguramente intentará entrometerse en los asuntos públicos una vez que haya terminado su encargo.
Andres Manuel López Obrador es ese Zoon Politikón que no es más que un concepto creado por Aristoteles, cuyo significado literal de la expresión es ““animal politico” y hace referencia al ser humano el cual a diferencia de los otros animales posee la capacidad de relacionarse políticamente, es decir, crear sociedades y organizar la vida en ciudades lo que en la Hélade griega se conoció como “La Polis”. Habrá que señalar que para Aristoteles la política no era un estudio de los estados ideales en forma abstracta, sino más bien de un examen del modo en que los ideales, las leyes, las costumbres y las propiedades se relacionan en los casos reales.
Pero habrá que señalar que nadie de las llamadas “corcholatas” tiene la seguridad de ser el elegido por el Presidente de la Republica para que continúe la construcción de su legado, como ocurriera en los tiempos de la posrevolucion cuando el General Plutarco Elías Calles era el hombre al que todos le entregaban su lealtad, al grado de que mucho mencionaba el vulgo ““Aquí vive el Presidente”, refiriéndose al inquilino de Palacio Nacional, “el que manda vive enfrente”.
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Este país no puede repetir hechos que en el pasado se convirtieron en anécdotas de lo que significa el poder, porque vivimos en otros tiempos, aunque el Presidente López Obrador pretenda revivir ese episodio que nunca debiera repetirse. Mexico no debe por ningún motivo postrarse ante un sujeto cuya ambición pudiera provocar graves conflictos de índole política que repercutirían negativamente en una sociedad que hasta ahora mantiene esa armonía que nos permite cohabitar armónicamente los unos con los otros.
“No hay plazo que no se cumpla, ni deuda que no se pague” dice el refrán popular. “Lo que tiene que ser así será, lo que no, no”. Así se lo señala en el refranero mexicano. Pero el hecho de que las mencionadas corcholatas tengan el visto bueno del Presidente de la Republica, no significa que tengan el triunfo en la bolsa, porque habrá otros contendientes que también cuentan con enormes posibilidades ante el voto de castigo que tendrá de muchos sectores el Presidente de la Republica. Lo que nunca podemos dejar que pase es que el actual mandatario una vez que termine su encargo pretenda entrometerse con el trabajo de una de sus corcholatas si llega a obtener el triunfo, pero los riempos cambian y falta aún mucho por ver entre aquellos que pretenden postularse a la candidatura presidencial. Al tiempo. [email protected]
Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con cincuenta años de experiencia en diversos medios de comunicación.