El obispo que salvó la 4T
El caso del obispo emérito de Chilapa-Chilpancingo, Salvador Rangel Mendoza no sólo desactivó una andanada agresiva del clero en la política a través del púlpito, con la intención de influir en la sociedad sino una tercera guerra cristera o por lo menos una andanada de críticas reiteradas e intensas.
Los curas dirían que no arengaron a los files los colocarían de nuevo como carne de cañón, para rescatar sus bienes, y, de paso los que los poderosos económicamente. En ninguna elección de este siglo, el clero tenía un nado sincronizado, es decir, el aparato de la Iglesia Católica con injerencia en la política, prohibida en el artículo 130 constitucional, con mensajes similares y objetivos comunes.
Fueron varias las provocaciones del clero, que iban crecido de tono y empezaban a salir de las iglesias, para tomar calles y plazas donde los curas hacían proselitismo. Es decir, era una estrategia que se extendía geográficamente y se intensificaba en el contenido de las arengas sacerdotales a lo largo y ancho del país.
Los curas estaban decididos a dar la batalla, a través del discurso, principalmente en los lugares de costumbre, Guanajuato, Jalisco, Querétaro, donde el púlpito era una trinchera del siglo XCI en defensa y rescate de los privilegios, cuyo procedimiento sería la antítesis del comunismo. Porque la propiedad privada para la élite católica se basaba en la riqueza de la Iglesia Católica y su rescate.
Una prueba de que no habría comunismo sería la irrestricta recuperación de los bienes de la Iglesia, mientras esto no suceda el peligro del comunismo es latente. Aunque nadie de quienes le temen, tanto como al infierno, pueda explicar lo que significa.
Era necesario dimensionar la próxima derrota electoral como la última de los partidos conservadores, por ello la embestida clerical en la política; ante el desastre que causó el obispo, la atención se colocó en cada cura y contuvo una muy posible revuelta manipulada desde el púlpito. Sabe la derecha, y con ello ele claro, que no habrá otra elección para los partidos de oposición.
Puede que no pierdan el registro los tres partidos que integran la alianza opositora, pero las desbandadas serán las que darán el tiro de gracia una vez dados a conocer los resultados oficiales. La mayoría tocará las puertas de Morena, otra parte, minoritaria, simplemente se retirará de la política o esperará un milagro que haya un partido de oposición serio y sólido.
Mientras eso sucede y la desesperación los ahoga el PAN establece cada vez más estrechas relaciones con la ultraderecha. Si líder nacional acaba de firmar “Compromisos por la paz, la vida y la familia”, teniendo como testigos de honor a su próximo dirigente nacional, líder del cártel Inmobiliario y actual líder cameral Jorge Romero, así como con la representación de candidatos a senadores, diputados federales y locales, regidores y síndicos en todo el país. Son 17 compromisos con lo más duro de la ultraderecha como el Consejo Mexicano de la Familia, la Unión Nacional de Padres de Familia, el Frente Nacional por la Familia, el Instituto de Análisis de Política Familiar y la Universidad Intercontinental, algunos de estos grupos considerados fachada de El Yunque y el Opus Dei.
“Van a contar con el PAN en nuestra condición de defender la vida y la familia, porque eso va más allá de convicciones personales. Esta es una convicción institucional”, dijo Cortés Mendoza.
Este convenio que está de más, sus planes iniciales se vinieron abajo por la conducta pecadora de monseñor Rangel.
La estructura de la Iglesia católica y no los curas estaban listos para manipular una movilización y, posiblemente entrar en acción ante la derrota electoral anunciada. Estarían dispuestos a apoyar la descalificación de los comicios y fortalecer el fallo de los jueces.
Sin embargo, todo se derrumbó ante la estrecha vigilancia de los mexicanos sobre las conductas nada santas de algunos obispos y lo que hay detrás, más lo que viene de ese empedrado camino al infierno.
