El negocio aeroportuario
Sin lugar a dudas las administraciones aeroportuarias son un gran negocio, y eso es lo que han visualizado quienes toman las decisiones que les mandata el Presidente de la Republica. Y no de los negocios más jugosos, al igual que el Tren Maya, ha sido la construcción del Aeropuerto de Santa Lucía, que ha sido otro de los caprichos del Presidente de la Republica, quien decidió que fuera el gobierno federal quien lo construyera.
Andrés Manuel López Obrador ha sido uno de los pillos mas exitosos que hayan pasado por las estructuras gubernamentales de este país, y mira que tuvimos ejemplares como Jose López Portillo, quien hizo alarde de su nepotismo cuando colocó en una dependencia a uno de sus familiares más cercanos. Pero como haya sido, nunca antes tuvimos un sujeto tan ruin y miserable como el actual inquilino de Palacio Nacional.
Los caprichos han sido la constante con el actual mandatario, y por desgracia hemos sido nosotros, los simples ciudadanos quienes hemos tenido que pagar los platos rotos que por cierto han sido muchos y muy costosos. Uno de ellos es el haber sostenido su capricho de hacer un aeropuerto en lo que fue la Base de Santa Lucía, donde nadie quiere ir por la lejanía y la carencia de transporte.
Pero como al señor López Obrador lo que más le llama es el dinero, y quien hasta ahora se ha convertido en uno de los hombres más ricos del país, y quizá del mundo, porque vaya con los negocios que ha realizado al amparo del poder y donde sus principales colaboradores han sido sus queridos hijos y sus principales amigos que cínicamente han hecho de las suyas a sabiendas de que nos hemos enterado los mexicanos de la forma en que han amasado una cuantiosa riqueza.
El afamado Tren Amaya ha sido otro de los caprichos del Presidente de la Republica, y azorados los mexicanos de todas las latitudes hemos observado la forma en que los hijos presidenciales y la runfla de amigos que tienen han realizado diversos negocios al amparo del poder de su padre, y ha sido a través de varios integrantes de la pandilla de amigos que han generado una enorme riqueza con las obras faraónicas de su padre.
Pero como dicen por ahí, no hay plazo que no se cumpla ni oportunidad de cobrar las afrentas que le han hecho a todos los mexicanos con los negocios al amparo del poder y las ligas con el crimen organizado que hasta ahora sigue vigente en toda su dimensión. Lo único que esperamos los mexicanos es que el siguiente gobierno no sea afecto al Presidente de la Republica, porque lo que necesitamos es cobrar las afrentas que nos han hecho como pueblo y como nación. Al tiempo.
