El dogma de la inseguridad
La oposición tardó cinco años en convencer parte de la población del país que la inseguridad es el principal problema de México. Si las personas no están involucradas en actividades ilícitas, no tendrán consecuencia s de sufrirlo en carne propia. Y no es que ahora tengan mejor puntería los criminales que antes sino que los hechos de “inseguridad” tiene que ver con el acorralamiento de los grupos de delincuentes.
Pero como el miedo siempre ha sido una herramienta de la derecha en la política, esta vez no es la excepción y hay quienes buscan un pretexto para no creer en la 4T y justificar el odio irracional a sus integrantes, porque todavía no ponen en orden sus emociones. Así que retoman los fantasmas del pasado para hacerle creer a la gente que si sale a la calle es equivalente a un suicidio.
Desde luego tratan de hacer creer que el pico de la violencia será el día de la elección, ´porque tampoco se han cansado de afirmar que el narcotráfico se ha adueñado de la política, la sociedad y las elecciones.
Así que tratan de asustar a la gente para que no salga a votar porque saben que la voluntad del pueblo no les favorece. Así, asociar a la inseguridad que hay en algunas carreteras y regiones apartadas, con la política arroja como resultado el miedo a salir a votar. Como si ejercer el derecho al sufragio fuera un riesgo mortal.
Política e inseguridad es el binomio ideal de una derecha que abrió las puertas a la violencia en México, cuando en realidad es necesario que ambas actividades se vean de manera independiente para avanzar en ambas. Cuando se trata de fusionar a la inseguridad con la política. Cuando en realidad la inseguridad la crea la derecha desde hace muchos años, acentuada con el regreso a la política de personajes tan siniestros como Manlio Fabio Beltrones, o los amparos de jueces conservadores a los delincuentes, la oposición insiste, a pesar de todo esto, en argumentar que ahora la inseguridad está peor que nunca.
La inseguridad en ningún país del mundo aparece en un día ni se extermina al día siguiente. Así como sucede con la inflación, no reparan en la realidad de la inseguridad en el mundo, sólo consideran que es mucha, peligrosa y mortal. La inflación en el mundo tiene a su merced a países que antes eran más fuertes económicamente que México, como es el caso de España, ahora tiene menos desarrollo que México y menos libertades.
Pero como para los conservadores el resto del mundo empieza y terminan en Estados Unidos, lo demás no es importante. Aunque haya que revisar las cifras de inseguridad en el vecino país del norte.
No hay país perfecto en materia de seguridad, en Suiza, el otrora el país más seguro del mundo, la percepción de inseguridad es de más del 80 por ciento.
Para dar una visión más global sobre la situación de la criminalidad en Europa la base de datos de Eurostat muestra la incidencia de homicidios por cada 100,000 habitantes en 31 países europeos: Suiza comparte con Noruega y Luxemburgo las últimas posiciones y en la tabla de robos, Suiza está en el lugar 21.
La densidad poblacional arroja la proporción del delito. Mientas mayor número de habitantes, hay más delitos. Verdad de Perogrullo que todavía la derecha intenta engañar con lo obvio e infundir miedo con mentiras. La proporción de los delitos se mide regularmente por el número de habitantes, aquí y en China. En Estados Unidos, por ejemplo, la ciudad de Washington, es el territorio que tuvo más delitos violentos por cada 100,000 habitantes en 2020, según los datos disponibles más recientes del FBI. Su tasa de delitos es casi 10 veces mayor a la del estado que tuvo menor cantidad: Maine.
Mientras más habitantes hay, el número de delitos aumenta.
La oposición exige perfección, de otra manera hay frustración de la gente y engaño del presidente. Como si ellos cuando estuvieron en el gobernó por lo menos hubieran trabajado.
A pesar de esto la derecha seguirá buscando en lo inevitable errores que de analizar mejor preferirían callar, pero para ese grupo de conservadores es necesario secuestrar la política para llevarla al ámbito jurisdiccional, que es el único lenguaje que conocen porque son técnicos y nunca serán políticos
