EL MENDIGO SATRAPA DE PALACIO
Por: Vladimir Galeana Solórzano
Sin lugar a dudas la mendicidad personal del Presidente de la Republica rebasa lo inimaginable. Para decirlo más claro, nunca antes hubo un gobernante que despreciara a quienes de una u otra manera han sido arrinconados por una lamentable circunstancia hacia la más infinita de las pobrezas. Y no pretendo denostar a Andrés Manuel López Obrador, a quien nunca en lo sucesivo señalaré como “Sátrapa”, que no es más que una persona que gobierna despótica y arbitrariamente, y que hace ostentación de su poder.
Por lo que corresponde a la mendicidad, de acuerdo a la Real Academia Española, Méndigo, acentuada y esdrújula, es el significado de “Persona infame o muy mala”. Para dejarlo más claro, por lo que respecta a “Mendigo, es el que pide limosna, y méndigo el que no la da”. Si algo tengo que decir en torno a lo ocurrido en Acapulco con la desgracia del huracán Otis, ha sido el huracán y el ciclón más fuerte que ha tocado tierra en este país, y por desgracia fue en mi estado natal.
Pero déjeme decirle amigo lector, que dieciocho horas antes que el huracán tocara tierra, el Presidente Andrés Manuel López Obrador fue alertado por las instituciones norteamericanas, y antes que lanzar la alerta de lo que se avecinaba prefirió callar, y eso tiene que ser considerado como un Crimen de Lesa Humanidad, porque es el Jefe del Gobierno de la Nación, y nunca dijo a los mexicanos, y menos a los Acapulqueños, lo que estaban por vivir.
Una vez que Andrés Manuel López Obrador termine su encargo, tendrá que responder por crímenes de lesa humanidad, y quiero decirle que los crímenes de lesa humanidad “son todas aquellas violaciones gravísimas del derecho internacional que lesionan a la humanidad, aunque materialmente se hayan afectado únicamente los derechos de un grupo de personas”.
Esto quiere decir que los tribunales internacionales también podrían incriminarlo por no haber alertado a los pobladores de lo que estaba por ocurrir, y es el culpable directo de la muerte de cuarenta y ocho hombres, mujeres y niños, que perdieron la vida por su estupidez y su infinita mendicidad. Esta circunstancia no puede quedar en la historia como un simple suceso.
Nunca antes un gobernante causó tantas muertes en este país, porque a las víctimas del Otis también se tienen que incluir las muertes del crimen organizado, que hasta ahora ha tenido la permisibilidad palaciega de hacer lo que les venga en gana. Nunca después de esto los mexicanos debemos seguir con esa mendiga “Cuarta Transformación”. Y también déjeme señalarle que en el propio gobierno de Estados Unidos hay voces que llaman a incriminar al Presidente Mexicano. Al tiempo. [email protected]
Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con cincuenta años de experiencia en diversos medios de comunicación. Al tiempo
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