El fantasma de Ayotzinapa
Por: Vladimir Galeana Solórzano
Sin lugar a dudas las desgracias que se mantienen al paso del tiempo muchas veces generan repercusiones en algunos de los principales actores políticos. Cuando un gobierno miente para esconder su ineficiencia, es parte del problema y no de la solución, porque hasta hora siguen extraviados en cuanto a las mentiras que ellos mismos han diseminado en todos los lugares haciendo leña del árbol caído.
El caso de los normalistas de Ayotzinapa, que fueron secuestrados, asesinados y presuntamente quemados de acuerdo a las versiones de quienes participaron en esa desaparición de cuarenta y tres muchachos, sale nuevamente a la luz pública cada vez que el Presidente de la Republica necesita desviar la atención de los graves problemas que está enfrentando el país con la delincuencia organizada.
La estrategia de abrazos y no balazos ha degenerado en la permisibilidad que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha otorgado a las distintas bandas y carteles para que puedan hacer lo que quieran, en donde quieran, y como quieran, porque hay que seguir pagando ese gran apoyo que la delincuencia organizada y los diversos carteles entregaron al ahora Mandatario cuando estaba en campaña.
Resulta inédito y desproporcionado que un gobierno otorgue permisibilidad a la delincuencia organizada para que siga manteniendo el control de los diversos territorios, en los que por desgracia, han cometido graves excesos que el Gobierno Federal ha dejado en el olvido para evitar cuestionamientos mayores, y poco le importan las vías al Presidente de la Republica y mucho menos ceder el control de los territorios a la delincuencia.
Y esta circunstancia es producto de sus pactos con esas organizaciones delincuenciales a quienes nunca se ha atrevido a tocarlos ni con el pétalo de una investigación. Pero en este país los registros siempre estarán a la mano cuando de cobrar las afrentas se trate, y habrá que señalar que el Presidente de la Republica pudiera ser incriminado en los siguientes años porque los delitos que ha cometido por omisión, no prescriben en menos de veinte años.
La desgracia de Ayotzinapa ha sido un parteaguas que ha causado mucho dolor al país, y hasta ahora son muchas las versiones de lo que ocurrió en esa noche fatídica. Lo peor de todo es que después de varios años los mexicanos seguimos esperando conocer la verdad, pero al paso que vamos es más cómodo para los gobiernos en turno dejar las cosas como están. Nuestra realidad es lamentable, y son muchos los hechos que han dejado graves heridas en la conciencia popular, aunque la historia tendrá que dar su veredicto tarde o temprano. Al tiempo. [email protected]
Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con cincuenta años de experiencia en diversos medios de comunicación.