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Ebrard y la Sheinbaum

Ebrard y la Sheinbaum

Ebrard y la Sheinbaum
Columna ACERTIJOS por Gilberto Haaz Diez

Según todas las encuestas lanzadas por los diarios nacionales de importancia. En el campamento de Morena solo quedan dos finalistas: Marcelo Ebrard Casaubon, secretario de Relaciones Exteriores, y Claudia Sheinbaum, jefa de gobierno. Claudia le lleva puntos, por eso Marcelo pide piso parejo y presentará estos días, cuando termine la elección de Coahuila y Edomex, una propuesta para definir quién va por Morena. Veremos.

HABLEMOS DE CINE

Cuando las tardes son lluviosas, frescas y a ratos con neblina y frio aquí en Orizaba, uno suele meterse al cine. A través de Netflix o Roku, sin olvidar que hay que seguir apoyando a Cinepolis, que es la cadena número uno en películas y da muchos empleos a jovencitas y jóvenes en sus salas. Bien lo decía un humorista español: ‘Lo bueno del cine es que durante dos horas los problemas son de otros’. En el cine uno compra sus palomitas o los totopos con queso fundido, conocidos como nachos, y un buen chesco y a disfrutar la película en pantalla gigante. Lo platico porque esta semana he visto varias buenas películas. Una de ellas ‘Air Jordan’. Se basa en hechos reales sobre el origen de Air Jordan, una línea de calzado de baloncesto, de la cual un ejecutivo de Nike busca cerrar un trato comercial con el jugador novato, Michael Jordan. Buena cinta, dirigida por Ben Affleck y actuada por Matt Damon, como el ejecutivo que logró la hazaña, a través de la madre de Jordan, de firmar el más grande contrato publicitario de muchas décadas. Jordan no quería a Nike, prefería Adidas y Converse, pero la tozudez del hombre de Nike le llevó una mañana a buscar a la madre del basquetbolista, y la convenció. Pensaron que ese año venderían unos 20 millones de dólares en zapatos Air Jordan, exclusivos del jugador. Vendieron 128 millones el primer año y hoy, es el día que venden, solo de zapatos de Jordan, 4 mil millones de dólares anuales, de los cuales una comisión es para el basquetbolista. Buena cinta. Corrobora aquello que dijo Alfred Hitchcock: “Para mí, el cine son cuatrocientas butacas que llenar”. Hoy hay muchas películas caseras en Netflix, Roku, HBO, Claro Video y Cinepolis.

LA OTRA CINTA

Vi otras, una leyenda del béisbol llamado Willy Mays, otro deportista de color que llegó a cautivar el deporte como pocos. De la pobreza, donde han nacido todos, llegó a encumbrarse a los campos de béisbol americanos, hasta aterrizar en Gigantes, que antes eran de Nueva York y terminaron por mudarse a San Francisco, a jugar pelota caliente en el Candlestick Park, un campo frente a la bahía, que el aire fuerte no les permitía pegar los jonrones a los que estaba acostumbrado. Buena cinta, se llama ‘Say Hey, Willi Mays’.

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UNA MAS                                                                 

La última que vi en estos días, es la historia del boxeador George Foreman, llamada ‘Big George Foreman’. Otro boxeador nacido en la pobreza, que un entrenador, interpretado por el gran Forest Withaker, que resulta su descubridor y entrenador, lo lleva a ser uno de los grandes campeones del mundo en peso completo. Hasta que una vez se encontró a Mohamed Ali y en Zaire, en el Congo, lo venció. Se retiró unos años y regresó convertido en el más viejo boxeador, porque su amigo y contador le había birlado todo su dinero, y ganó más peleas hasta llegar a recuperar el campeonato mundial, a sus 40 y pico de años.


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