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DE LOPEZ DORIGA

DE LOPEZ DORIGA

Oh esas historias. Camelot.

Por Gilberto Hazz

Mario Delgado marcó ayer los tiempos de la elección de candidato presidencial de Morena: el lunes 5 de junio reunión con los tres, Claudia Sheinbaum, Adán Augusto López Hernández y Marcelo Ebrard; convocatoria en junio, primer debate en julio y segundo en agosto con dos o tres finalistas. Y hasta ahí.

 

LA HABITACION

 

Uno puede ir al cine o encender Netflix y enamorarse de los personajes, como le ocurrió y le ocurre al niño Jacob Tremblay, que en la cinta La Habitación (The Room), es un pequeño que gana el corazón y las lágrimas y las esperanzas de los cinéfilos. Orson Wells dijo del cine: “Es imposible hacer una buena película sin una cámara que sea como un ojo en el corazón de un poeta”. El niño no fue nominado al Oscar, pero quien actúa de su madre, Brie Larson, ganó la estatuilla a mejor actriz. La historia se desarrolla entre cuatro paredes, la primera vez que encendí mi tele, pensé sería aburrida, pero no, a los minutos te prende y te pegas. Para Jack, un niño de cinco años, la Habitación es el mundo entero, el lugar donde nació, donde come, juega y aprende con su madre. Por la noche, Mamá lo pone a dormir en el Armario, por si viene el Viejo Nick. La Habitación es el hogar de Jack, mientras para su madre es el cubículo donde lleva siete años encerrada, secuestrada desde los diecinueve. Con gran tesón e ingenio, la joven ha creado en ese reducido espacio una vida para su hijo, y su amor por él es lo único que le permite soportar lo insoportable. Sin embargo, la curiosidad de Jack va en aumento, a la par que la desesperación de su madre, que sabe que la Habitación no podrá contener ambas cosas por mucho más tiempo. Año con año los Premios Oscar rivalizan entre ellos. No hay productor o actor o actriz que no quieran trepar a ese escenario y levantarse con la estatua. Eso les representa millones de dólares para los siguientes contratos, aparte de la fama que, decía Dante Alighieri: “No se alcanza la fama reclinado en blanda pluma, ni al abrigo de colchas”. O sea, hay que pedalearle muy fuerte para llegar al lugar dónde se esté, o busque estar. Leonardo Di Caprio había sido nominado cuatro veces al Oscar hasta que le llegó un mexicano de excepción y lo llevó de la mano a la pasarela de esos premios.

 

LOS KENNEDY Y HOOVER Y LA CIA

 

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Hace una semana, un hijo de Robert Kennedy, declaró a la cadena ABC sobre el asesinato de su tío, el presidente JFK: “Hay una evidencia abrumadora de que la CIA estuvo involucrada en su asesinato. Creo que en este momento está más allá de toda duda razonable. La evidencia es abrumadora de que la CIA estuvo involucrada en el asesinato y en el encubrimiento”, dijo el sobrino del expresidente. Kennedy junior lo declara ahora que piensa postularse para pelearle a Joe Biden la candidatura demócrata a la presidencia, cosa que se ve muy lejana. Siempre se sospechó que J. Edgar Hoover -con apellido de lavadora; aquel hombre que lideró muy a su manera el FBI, que siempre tuvo en un puño a los presidentes en turno, con los que gobernaba a la par, al igual que los procuradores generales- había ocultado información en los dos crímenes que impactaron al mundo, el del presidente John F. Kennedy y el de su hermano Bobby.

En junio se cumplen 55 años de la muerte del senador Kennedy. Cuando salía del hotel Ambassador en Los Ángeles, en 1968, rumbo a las primarias y enfilado a ser el otro presidente Kennedy que los americanos anhelaban y sustituyeraal hermano caído. Es conocida la anécdota de que Hoover le avisó a Robert de los disparos al presidente en Dallas, Texas. Lo hizo como si anunciara una oferta de Wal Mart. Sin pena. Casi con alegría. La historia cobra nueva vida. Una mujer, Nina Rodhes-Hughes, que ahora tiene 78 años y en aquel tiempo trabajaba en el equipo del candidato, declaró a la cadena CNN que sus declaraciones las tergiversaron, las cambiaron. Que no fueron 8 los disparos, que fueron de 12 a 14, y que hubo dos tiradores a la vista, no solo el palestino Sirhan Sirhan. Los personajes todos están en el panteón.

Duermen de por vida. Los Kennedy y Hoover. Pero la gente siempre sospechó que los servicios de inteligencia del país de la mayor democracia del mundo, se confabularon para liquidar a su comandante en jefe, y luego al hermano senador. La historia toma relieve, ahora con la declaración del sobrino es probable que el caso vuelva a abrirse pues el asesino está pidiendo salir de la cárcel. Hoover bajo tierra se estará riendo a carcajada plena, de cómo logró hacer lo que se le pegó la gana, y cómo ninguno de los 8 presidentes a los que sirvió, logró destituirlo por el temor y la amenaza de que sabía demasiado.


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