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CDMX su problemática

CDMX su problemática

CDMX su problemática
Por Fernando Aguilar

Las imágenes del Acapulco, devastado por el huracán Otis impactaron una y otra vez nuestro sentido de la vista; fue atípico, dramático, sin lugar a dudas consecuencia del cambio climático; algo similar o tal vez mucho más grave está pasando ya en la Ciudad de México y no nos damos cuenta ¿o no nos queremos dar cuenta?, debido a la cada vez más aguda, escasez de agua potable, viajes de tres horas o más en transporte público para ir de un punto de la ciudad a otro, líneas del tren subterráneo saturadas por los cinco millones de usuarios diarios, aunado a la falta de vivienda para la clase baja, quienes no teniendo opciones se lanzan a la aventura de invadir áreas de protección ecológica y recarga acuifera.

 

Es igualmente un golpe devastador, pero sutil, silencioso el que nos tiene ya al borde del colapso la suma de estos problemas: crecimiento anárquico de la mancha urbana; escasez de agua, inseguridad, transporte, financiamiento y desempleo, que son con los que tendrá que lidiar, quien llegue a gobernar la capital del país, sea alguno de los morenistas o del bloque opositor globalista neoliberal (PRIANPRD). De los primeros tenemos la esperanza de que mucho podrán hacer para humanizar a nuestra ciudad; de los segundos su prioridad es privatizar todo, modernizar la ciudad en beneficio del gran capital.

 

Dicho lo anterior, echemos un vistazo a estos jinetes del apocalipsis que rondan por las 16 alcaldias de la Cdmx: apenas el pasado 11 de noviembre nos amanecimos con la noticia de la disminución del suministro de agua a 12 Alcaldias capitalinas y 16 municipios del Estado de México debido al descenso histórico del nivel de almacenamiento en las presas que abastecen a la urbe metropolitana.

En una acción sin presedente, los gobiernos federal, capitalino y del estado de México acordaron el descenso de tres metros cúbicos por segundo en el abasto, que hasta ayer era de 12.2 metros cúbicos por segundos.

Fue una decisión urgente ya que de continuar con los 12.2 metros cúbicos, para abril de 2024 se llegaría al mínimo de almacenamiento de 155 millones de metros cúbicos, con el peligro de que si se llega a cruzar ese límite ya no se podría enviar agua del Cutzamala al valle de México.

El jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Martí Batres Guadarrama, advirtió que el Cutzamala se encuentra en una situación crítica, e informó que la disminución en el caudal afectará a 12 alcaldías capitalinas y a 16 municipios mexiquenes.

Los detalles alertan que a partir de ese momento, el sistema Cutzamala reduciría a 9.2 metros cúbicos de agua por segundo (9 mil 200 litros) a la zona metropolitana del valle de México para evitar que el almacenamiento llegue al mínimo necesario para su operación, ya que actualmente se encuentra en los niveles más bajos de su historia.

La directora del organismo de la cuenca de aguas del valle de México, perteneciente a la Comisión Nacional del Agua (Conagua), Citlalli Peraza Camacho, explicó que la sequía y escasez de lluvias agudizados en los pasados cuatro años provocó la disminución en el almacenamiento de las tres presas que conforman el sistema, hasta 311 millones de metros cúbicos, es decir, está a 39 por ciento de su capacidad, de un total de 782 millones de metros cúbicos.

Resumió la funcionaria que, se trata de la cuarta reducción en el abastecimiento proveniente del Cutzamala que se realiza de junio del año pasado a la fecha, periodo en el que pasó de 14.1 a 9.2 metros cúbicos por segundo.

Estamos al límite ¿O ya lo rebasamos?

Según el titular del Sacmex, Rafael Carmona Paredes, para el caso de la capital, las alcaldías Xochimilco, Tláhuac, Milpa Alta y Gustavo A. Madero no reciben agua de ese sistema, serán el resto las que se verán afectadas por la reducción del caudal, el cual se verá reflejado en una disminución de horas de servicio con buena presión, principalmente en la zona poniente.

Como se puede ver, parte de estas Alcaldias que no tendrán problemas con abasto de agua son las zonas donde aún hay conservación ecológica y recarga de acuíferos, pero ¿Qué pasará cuando se agoten?

Precisamente por eso y a contra reloj, los gobiernos federal y locales realizan obras para abrir nuevas fuentes de abasto, con la rehabilitación de pozos en los sistemas Lerma, Zumpango, Chiconautla y Xico, además de que se iniciará una campaña para el cuidado extremo del líquido.

Además en la capital del país se realizarán diagnósticos para identificar tomas irregulares, se promoverá la cosecha pluvial y en la página www.aguaentucolonia.sacmex.cdmx.gob.mx la gente podrá conocer el estatus de abasto por colonia.

Para la próxima temporada de estiaje se prevé un plan de inversión de 751 millones de pesos para recuperar fuentes de agua y dar mantenimiento a la red, y 509 millones para rehabilitar 58 pozos, entre otras acciones.

Una mancha de concreto que nos ha ido cercando.

Fue a partir de los años 30s cuándo la ciudad inicio su crecimiento sin plan de por medio; de pronto para 1950 nos dimos cuenta que la mancha urbana había desbordado hacia el norte, el municipio de Tlalnepantla, Estado de México.

Todavía medio adormilados, después de sobrevivir a los sismos de 1985, nos dimos cuenta que para 1990, de las 149 mil hectáreas que abarca el territorio capitalino (el 55 por ciento) 85 mil hectáreas correspondían a zonas de conservación ecológica y recarga de acuíferos, las 67 mil hectáreas (45 por ciento) restantes estaban urbanizadas.

 

De tal manera que para el año 2000 la mancha urbana cubría entre las 72 y 78 mil hectáreas, (del 48 al 52 por ciento) y la de conservación ecológica se habría reducido entre 81 y 77 mil hectáreas. Una reducción de suelo de recarga acuifera que va cubriendo lenta pero irreversiblemente la mancha de concreto y asfalto.

 

Fue la etapa de mayor expulsión de habitantes de las delegaciones centrales hacia la periferia, las viviendas se encarecieron y de esta manera las entonces delegaciones de vocación agricola y forestal comenzaron a sucumbir a las presiones inmobiliarias, que ni tardos ni perezosos comenzaron a fraccionar las tierras de cultivo y hasta barrancas y cauces de ríos.

 

Lugares que son hábitat de más de mil 800 especies de plantas y animales, algunas endémicas; permiten que haya captación de carbono, con la zona de cubierta vegetal de las serranías del sur; regulan el clima, facilitan la infiltración de agua en época de lluvias y favorecen la recarga de acuíferos. Además, participan en el equilibrio de la circulación general de la atmósfera.

 

“A pesar de su fragmentación, este sistema natural sigue funcionando”, ¿Pero hasta cuándo o cuánto tiempo nos queda?, por eso, desde ya hay que prender los focos rojos advierte Irma Escamilla Herrera, académica del Instituto de Geografía (IGg).

 

Hay que insistir en que la principal afectación del suelo de conservación es la mancha urbana, que crece rápida y desordenadamente, sobre todo por los asentamientos irregulares en la periferia, en donde se mezclan pobreza y segregación socioespacial, lo cual se refleja en las condiciones de las viviendas de autoconstrucción, muchas ocasiones improvisadas con materiales no consolidados y carentes de servicios básicos como agua potable, drenaje y luz.

 

Hoy, las alcaldias altamente urbanizadas como Benito Juárez, Cuauhtémoc, Miguel Hidalgo, Venustiano Carranza, Azcapotzalco e Iztacalco han disminuido su población; en contraste las Alcaldias con alta proporción de superficie ecológica, la población se ha incrementado como Tlalpan, Xochimilco, Tláhuac, Milpa Alta, Álvaro Obregón…

 

Es decir, Milpa Alta, Tlalpan y Xochimilco son las alcaldías con mayor superficie de suelo de conservación; le siguen Cuajimalpa, Magdalena Contreras, Álvaro Obregón, Tláhuac y parte de Iztapalapa (el cerro de la Estrella), zona muy presionada por la mancha urbana. Al norte tenemos un área pequeña de la Gustavo A. Madero: el cerro del Chiquihuite.

 

El suelo de conservación abarca 59 por ciento de la superficie de la capital del país, y de no cuidarlo se pone en riesgo la sustentabilidad de nuestra metrópoli.

 

Acaso ¿No le dice nada la reducción del suministro del vital líquido a 11 Alcaldias y 17 municipios del Estado de México?, anunciado el pasado 10 de este mes. Lo anterior consecuencia del bajo nivel histórico del Cutzamala y tres presas que alimentan a esas zonas.

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Por esta razón, los especialistas consideran a la CDMX como “muy vulnerable” a la sequía por la alta y creciente demanda de agua que se agrava por la pérdida de suelo de conservación, el aumento poblacional, la tala ilegal, y la creación sin freno de desarrollos inmobiliarios, porque estos deterioran la posibilidad de que las lluvias puedan infiltrarse subterráneamente.

 

Y las estimaciones del Sistema de Aguas de la Ciudad de México (Sacmex), no son nada algueñas a futuro próximo, al señalar que para 2030 solo el 8% de los habitantes de la CDMX tendrán un buen suministro (continuo); la sobreexplotación de los acuíferos se incrementará 20%; mientras que el tandeo diario se incrementará a 35% y el semanal a 20%.

 

Sí, existen alternativas como la de la Red de Investigación en Agua de la UAM la cual plantea que para afrontar la crisis hídrica en la próxima década, una de estas es el desarrollo de infraestructura para separar el drenaje pluvial de aguas negras; las restricciones en el consumo de agua a 150 litros por habitante; sanciones para el huachicoleo del líquido vital; y un esfuerzo presupuestal para realizar las obras que requiere la CDMX.

 

Se estima que cada año se desaprovechan mil millones de metros cúbicos de agua de lluvia en la capital. 67% del agua para la demanda de la CDMX proviene de los acuíferos; 23% del Sistema Cutzamala; 8% del Sistema Lerma y 2% de la presa Madín y algunos manantiales.

 

Fabiola Sosa, jefa del área de investigación en crecimiento y medio ambiente del campus Azcapotzalco de esa casa de estudios, expuso que su área realizó modelos de análisis de variabilidad climática y escenarios de cambio ambiental e incidencia en la disponibilidad del agua.

 

Los resultados arrojaron que a corto y mediano plazo habrá una disminución de alrededor de 30 por ciento porque hallaron incrementos en la temperatura de más de dos grados en el verano y reducciones en la precipitación pluvial de entre 16 y 18 por ciento.

 

En el largo plazo, para 2075-2099 la reducción se estima de 40 por ciento, “prácticamente estaríamos teniendo la mitad de los volúmenes de agua con el que actualmente contamos en la zona metropolitana del valle de México y una tercera parte menos desde ahorita hasta 2075.

Por otro lado, los estudios sobre la incomodidad de vivir en una ciudad como la de México se viven y experimentan a diario dice José Iñigo Aguilar antropólogo social del Instituto Nacional de Antropología e Historia quien es autor del único estudio sobre las vejaciones a la integridad física que significan viajar en la Ciudad de México. “El transporte público de la capital del país no está diseñado para salvaguardar la dignidad de los usuarios”, concluyó.

Como ejemplo, mencionó que tan sólo en la capital del país se pierden 3.3 millones de horas-hombre al día por congestión vehicular, con un costo de 33 mil millones de pesos al año.

Y si a esto le agregamos los desastres naturales como los sismos, la inseguridad generada por la delincuencia común y organizada, entonces tenemos un cóctel de explosivos que nos pueden explotar en cuálquier momento.

 


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