5 años: AMLO, ayer se vio bien
Arturo Ríos Ruiz
Reconocer lo positivo de AMLO, su contestación a la propuesta del exalcalde de Miguel Hidalgo, Víctor Hugo Romo, de “ver a la candidata presidencial del Frente Amplio por México y sus integrantes como adversarios y no como enemigos a destruir, ya que, nuestro movimiento padeció eso”.
Definitivo, se vio bien, con su apreciación y réplica a la disparatada oferta del ex delegado que no salió bien librado cuando estuvo en ese cargo, bastión de la capital y se le señaló como comerciante de permisos de construcción en Polanco.
Mediante un comunicado emitido por Morena se exhorta a las autoridades de la alcaldía para verificar, clausurar y demoler el conjunto habitacional de Xóchitl Gálvez Ruiz
El argumento, es que, la casa de Xóchitl, cuenta con Aviso de Terminación de Obra, pero sin el permiso de Uso y Ocupación Morena exigió el aseguramiento del inmueble.
Asuntos como el anterior se cuentan por miles en todas las alcaldías, pero centraron su ataque en Xóchitl, con un oficioso texto, por no calificar de rastrero y decadente que se toma como un acto de represión.
“Hablando de la destrucción de la casa que se construyó presuntamente sin papeles, sin permisos, y que hay que destruirla, la ocupante representa un movimiento. No, ni quemar libros ni utilizar la picota ni el marro. Verlos como adversarios no como enemigos, dijo el mandatario. Así acotó el presidente.
Víctor Hugo Romo, debería sentir vergüenza de su propuesta revestida de gorilato con el que se quiso lucir ante quien manda en el país, que, de haberse cumplida semejante idea le hubieran llovido las más acres repulsas a su administración. Les sobrarían sinónimos de represión.
El asunto sería más efectivo que el cierra de la puerta de Palacio a Xóchitl, acto que derivó en llegar al lugar conde está ahora: La más importante aspirante presidencial opositora de Claudia Sheinbaum. En aquella ocasión Gálvez, buscaba la CDMX. La elevó a la primera fila.
Fue tanto el crecimiento de la hidalguense que hoy, ya no saben qué hacer contra ella y los oficiosos al estilo Romo, abundan con ideas estrafalarias que únicamente buscan notoriedad zalamera que los descalifica por desaliñadas y simples.
La posición del presidente fue sensata, con criterio político y de respeto, algo inusual en su tacto gubernamental de los cinco años en el poder colmado de reyertas inútiles con sello de que fueron distractoras, pero sin efectividad de fondo, sólo de ganarle tiempo al tiempo.
El tramo constitucional que le queda como mandatario en muy corto que, si se mantiene en esta actitud conciliadora, serviría de mucho en la campaña de su pupila en el ruedo mayor de la política mexicana y los dividendos podrían de un pronóstico revelador. El tiempo vaga, hacia el final.
Te puede interesar: Marcelo en su laberinto
