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EL MACHISMO Y LA PRESIDENTA ELECTA

EL MACHISMO Y LA PRESIDENTA ELECTA

EL MACHISMO Y LA PRESIDENTA ELECTA

Este es el momento idóneo para Sheinbaum

México está pasando por un período de apertura, pero a muchos no les gusta. Esta es la realidad, ya que lo que estaba prohibido hace cincuenta años ahora es una realidad. El machismo está dando paso a una nueva manera de ver las cosas…

El Machismo y la Presidenta Electa.
El Machismo y la Presidenta Electa.

Es prácticamente imposible concebir que en los años sesenta, cuando vivíamos la tiranía de Gustavo Díaz Ordaz y el Echeverrismo represivo de los años setenta que una mujer pudiera aspirar a ocupar un alto cargo público.

Y mucho menos que pudiera soñar en ser presidenta de la República. El machismo estaba en su apogeo y en el PRI, los varones eran los únicos que partían el bacalao. Era la época en la que la mujer estaba relegada en la cocina.

Los comerciales televisivos de esos tiempos lo dicen todo: ‘El complemento de una mujer es una estufa Acros’, ‘Toda mujer sueña con un refrigerador Kelvinator’, en fin, como tú puedes ver en comerciales antiguos en YouTube.

A pesar de que en 1975 la Liberación de la Mujer se impuso, los resultados fueron raquíticos. En la década de los ochenta, las mujeres trataron de lanzar a Rosario Ibarra de Piedra como presidenta sin lograrlo.

La maquinaria priísta y panista detuvo en seco aquel intento. Hubo apertura femenil de presencia en las Cámaras, pero la cosa de ahí no pasaba. En los ochenta las primeras gobernadoras comenzaron a brillar.

LAS MUJERES ESTABAN RELEGADAS

En tiempos represivos no se concebía la idea de una mujer presidenta.
En tiempos represivos no se concebía la idea de una mujer presidenta.

¿Pero una mujer presidenta? ¿Cómo puede ser posible si ‘estamos entre machos’? La ideología de ese entonces era: ‘¿Cómo dejaré que una vieja me gobierne si los pantalones los llevo yo?’, o, ‘Primero muerto que ser mandilón’.

Y ‘Las viejas pa’ la cocina y los machos a la cantina’. Mucho del atraso en ese aspecto se debió al otrora partido gobernante, el PRI y a su cómplice, el PAN, que repartían las mejores rebanadas del pastel solamente entre ellos.

Y al decir ellos hablo del sector masculino. Pero para que una mujer pudiera ser presidenta tuvo qué pasar todo un proceso, en el cual el dinosaurio priísta cedió y el PAN abrió las puertas a nuevas alternativas.

Esas alternativas fueron el recibimiento de la inclusión, llámese mujeres más activas en la política, la tolerancia a las comunidades LGBT en fin. México comenzó a entrar a otra etapa, pues se vieron cosas que nadie se imaginaba.

Spencer Tunick llenó el Zócalo capitalino de cientos de encueradas y encuerados y fue algo que jamás lo hubiéramos imaginado en épocas de Díaz Ordaz, por ejemplo.

En el mundo, los cambios llegaron radicalmente con el primer presidente negro de los Estados Unidos. Vinieron en el país los matrimonios igualitarios, pero México todavía no estaba preparado para tener una presidenta.

En la elección de Peña Nieto, el PAN quiso proponer a Josefina Vázquez Mota para la sillota presidencial, pero el dinosaurio se le adelantó. ¿Mala campaña de Chepina? La verdad es que no era el tiempo para las mujeres.

EL MACHISMO Y LA PRESIDENTA ELECTA

 

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Ahora, el partido guinda propuso a Claudia Sheinbaum para la presidencia y compitió contra Xóchitl Gálvez. ¿Dos mujeres tras el huesote? ¿Y los machos dónde quedaron, ya que brillaron por su ausencia?

Este ha sido un panorama nuevo, inédito para el país, donde la presencia varonil prácticamente desapareció y un par de mujeres se disputaron la presidencia. Esto fue debido a que el PRI y el PAN son dos cartuchos quemados.

¿Y el PRD? Simplemente tronó como fuego artificial. Los demás partidos ni fú ni fa. La gente prefirió malo por conocido y se quedó con AMLO y su corcholata.

El presidente supo jugar sus cartas y no eligió a Ebrard porque tiene una cola larga que le hubieran pisado. Además, necesitaba a alguien dócil y obediente que pudiera manejar tras bambalinas, como la sombra en el Poder.

Así es esto de la política, y en breve México tendrá a su primera presidenta. A río revuelto, ganancia de pescadores y en este turbulento estado de cosas las mujeres pudieron dar el salto que necesitaban y Claudia lo ha logrado.

El machismo quedó aplastado porque no hubo hombres honestos y capaces, del partido que fuere, que pudieran dar la cara y levantar la frente en alto ante la propuesta femenil de AMLO. La corrupción y el raterismo los hundió.

Sea lo que fuere ya tenemos presidenta y esperamos que las cosas vayan mejor. Claudia es la oportunidad de oro y la carta decisiva de todas las mujeres para demostrar que ellas pueden hacer un México mejor que los hombres.

Si Díaz Ordaz, Echeverría, Portillo y demás secuaces revivieran, se volverían a morir al ver que una mujer por fin está en la presidencia, porque el dominio de los machos ha llegado a su fin…


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