Comunidad, fe y tradición: Iztapalapa se une en la 182 Representación de la Pasión de Cristo
Más allá de la puesta en escena religiosa, la Representación de la Pasión de Cristo en Iztapalapa volvió a ser este 2025 una muestra viva del tejido comunitario que sostiene a los barrios originarios de la capital. Con una asistencia de alrededor de 100 mil personas, la edición número 182 de esta emblemática tradición fue reflejo del esfuerzo colectivo, la devoción y el profundo sentido de identidad que caracteriza a esta demarcación.
Las actividades comenzaron desde el Jueves Santo con un recorrido de ocho kilómetros que partió de la Casa de Ensayos hasta la Catedral del Señor del Santo Sepulcro. Ahí, vecinos de los ocho barrios originarios —San Pablo, San José, San Lucas, San Pedro, San Ignacio, Santa Bárbara, San Miguel y La Asunción— coordinaron no solo la logística de actores, escenografía y recorridos, sino también la hospitalidad para los asistentes.
El Jardín Cuitláhuac, convertido en escenario central, acogió la representación del “Primer gran sanedrín contra Jesús”. Con actores formados por la comunidad a lo largo de varios meses, la escena reunió generaciones de participación: desde niños en logística hasta adultos mayores que han transmitido la tradición por décadas.
Uno de los momentos más significativos fue protagonizado por Edwin Yair, joven de 17 años que participó como nazareno. “Lo hice por mi abuelito”, compartió emocionado tras caminar descalzo como parte de una promesa personal. Este año se registraron más de 2 mil 500 nazarenos, reflejo del compromiso espiritual que moviliza a la comunidad año con año.
Comunidad, fe y tradición: Iztapalapa se une en la 182 Representación de la Pasión de Cristo
Además de su dimensión religiosa, la Representación fortalece la economía local y el sentido de pertenencia. Familias completas compartieron alimentos, mientras decenas de comerciantes instalaron puestos de comida, juegos mecánicos y ventas de artículos religiosos, generando una derrama económica significativa para la zona.
Aunque la puesta en escena concluyó con la representación del arresto de Jesús, la vida cultural y social en la explanada continuó. Declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de México, esta tradición reafirma no solo su importancia como evento turístico y religioso, sino como símbolo de la organización y vitalidad de los pueblos originarios de Iztapalapa.
