Carlos Manzo: el alcalde que denunció al crimen hasta el final

Carlos Manzo

Durante los dos meses previos a su asesinato, el alcalde de Uruapan, Carlos Alberto Manzo Rodríguez, convirtió sus redes sociales en una bitácora de guerra: un espacio donde documentaba operativos policiales, denunciaba agresiones contra autoridades y exponía la creciente infiltración del crimen organizado en la vida política de Michoacán.

Sus publicaciones —frecuentes, detalladas y directas— trazaron una línea del tiempo que muestra amenazas, decomisos y llamados urgentes al gobierno federal en medio de un clima de violencia que asfixiaba al municipio.

Denuncias de Carlos Manzo antes de su asesinato

Desde su cuenta, Manzo Rodríguez reportaba el aseguramiento de armas, drogas y vehículos robados, además de la suspensión de eventos públicos ante el riesgo de ataques. En cada mensaje reiteraba la necesidad de apoyo de las fuerzas federales para enfrentar a grupos criminales como el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y Los Caballeros Templarios, ambos con fuerte presencia en la región.

El 28 de agosto, informó la captura de René Belmonte, “El Rino”, presunto jefe de plaza del CJNG, a quien calificó como un individuo “sumamente peligroso”. En ese mismo mensaje pidió a la Fiscalía General de la República investigar delitos de secuestro y extorsión, y lanzó un llamado inédito:

“Por favor de la manera más atenta se les hace un llamado para que salgan de Uruapan y dejen de lastimar a un pueblo que ya se encuentra muy indignado”.

Semanas después, el 14 de septiembre, tras una agresión armada contra la policía municipal, Manzo declaró código rojo y anunció la cancelación de las fiestas patrias para proteger a la población. Aprovechó entonces para solicitar apoyo directo a la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo y exigir “toda la fuerza del Estado Mexicano” para restablecer el orden.

Tres días más tarde, el 17 de septiembre, el alcalde reportó un nuevo enfrentamiento en Caltzontzin que dejó dos presuntos sicarios abatidos. Aseguró que la información obtenida tras ese hecho permitiría capturar a delincuentes de alta peligrosidad y reafirmó su compromiso con las familias de policías caídos:

“No descansaremos hasta que se haga justicia y Uruapan pueda vivir en paz.”

Durante las semanas siguientes, Manzo continuó publicando los resultados de diversos operativos: 52 kilos de cristal asegurados el 17 de octubre, la detención de presuntos integrantes del CJNG y el decomiso de armas largas, granadas y equipo táctico en zonas rurales de difícil acceso.

El 20 de octubre, tras el asesinato del líder limonero Bernardo Bravo en Apatzingán, el alcalde expresó solidaridad con su familia y con los productores agrícolas, al tiempo que lanzó un mensaje contundente:

“Ya basta de la inseguridad y la violencia que se vive en todo México.”

En sus últimos días, Manzo también denunció públicamente una crisis interna dentro de Morena, acusando a exfuncionarios locales de corrupción y de haber “secuestrado” el movimiento.

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“Hoy Morena no quiere reconocer que los más impresentables del PRD, PAN y PRI se apropiaron del movimiento”, escribió el 26 de octubre.

En sus últimas publicaciones insistió en la urgencia de una intervención federal inmediata ante la infiltración del crimen organizado en la política estatal.

“Ningún delincuente puede estar por encima de las autoridades y del bienestar del pueblo”, escribió pocos días antes de morir.

Asesinato de Carlos Manzo desata protestas

El 1 de noviembre de 2025, mientras inauguraba el Festival de las Velas en el centro de Uruapan, hombres armados abrieron fuego contra el alcalde en plena plaza pública. Manzo, acompañado de su familia y colaboradores, murió en el lugar. Uno de los agresores fue abatido y otros dos fueron detenidos.

El ataque, ocurrido en medio de las celebraciones del Día de Muertos, desató una ola de indignación y protestas en todo Michoacán. En Morelia, cientos de ciudadanos marcharon hasta el Palacio de Gobierno para exigir justicia. La movilización terminó en disturbios, con daños materiales y ocho personas detenidas.

El asesinato de Carlos Alberto Manzo Rodríguez sacudió a Michoacán y al país entero. Su nombre quedó como símbolo de una lucha solitaria contra el poder del crimen organizado y de la fragilidad de quienes, desde el gobierno local, se atreven a desafiarlo públicamente.


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