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Ebrard derrotado por sus seguidores

Ebrard derrotado por sus seguidores

Ebrard derrotado por sus seguidores
Triques
Por José García Sánchez

No es gratuito que los primeros que hablen de operación cicatriz sea la gente de Marcelo Ebrard, saben que ellos fueron quienes empezaron la división, en lugar de mostrar los atributos de su líder insistieron obsesivamente en seguir el esquema panista de subrayar los errores de los contrincantes.

Quienes tomaron la iniciativa por desgastar la imagen de sus contrincantes hasta el hartazgo fueron los grupos que apoyaban a Ebrard. El ex secretario cuenta con suficientes atributos para competir resaltando sus tareas y opiniones, pero era más fácil desgastar al enemigo que buscar en el baúl de los recuerdos los méritos de su abanderado.

El culto a la personalidad ocurrió a la sombra de Ebrard en esta contienda interna como con nadie más, porque pareciera que entre tantos grupos llamados Avanzada, no hubo uno solo que pudiera encontrar en él, los atributos suficientes como para organizar una campaña. Hasta tenía un “acordeón” autorizado en el libro escrito por su ídolo, pero no lo leyeron, ocuparon su tiempo en denostar a sus contrincantes donde se criticaba desde su forma de vestir, de hablar, de conducir los mítines. En realidad lo que hicieron fue alejarlo de la gente de la 4T y del pueblo.

A los seguidores de Ebrard les importaba su imagen pero no sus ideas. Ellos se vieron atraídos por la persona pero no por la corriente que representaba. Un hombre que se dice de izquierda pero con tal mesura que hubo momentos que parecía de derecha, no debía tener ideología ni tendencia, bastaba con ser él. Tener diferencias con López Obrador era lo importante para quienes seguían como ratones al flautista de Hamelín.

Los seguidores de Ebrard no eran de izquierda eran ebradoristas, tal y como lo había ordenado en las austeras reuniones en las oficinas de Manuel Mondragón y Kalb de la colonia Del Valle. Ellos seguían al hombre bien vestido quien sustituiría al mal arreglado que contrataba mucho con los anteriores presidentes, que vestían ropa elegante, lo cuidaban guardaespaldas y andaba con choferes en carros último modelo. El aspiracionismo ramplón como ejemplo de vida.

Si era de izquierda o de derecha era lo de menos, así, producto de esa superficialidad, nunca fueron capaces de exigirle a su líder una idea política propia, que aportara algo al debate de la izquierda. En su lugar escribió un currículum novelado, salpicado de anécdotas aburridas.

Seguir al líder y no a sus ideas, que si las tiene o no, nunca se preocuparon por conocerlas, es parte del culto a la personalidad que ya no cabe en estos tiempos políticos ni en México ni en el resto del mundo.

El simplismo caracterizó la campaña de Ebrard por la candidatura y bastaba ver los grupos de whatsapp o las consignas por las redes para darse cuenta que no había ya no coordinación sino congruencia. Si se hubieran unidos las múltiples avanzadas para crear un modelo sólido e inteligente de propaganda, ahorita no estaría en cuarto lugar Marcelo Ebrard si no en el primero, pero optaron por lo fácil lo barato, lo sencillo lo poco comprometido, lo inmediato, lo superficial, etc. Características de la manera de adoptar la política de un segmento de la población en México desde hace algunos años. A Ebrard lo llevaron a la derrota sus seguidores.

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Nunca se pusieron a trabajar sino a enviar memes y chistes de los contrincantes. Jamás pensaron en crearle un espacio inteligente a través del cual pudiera expresas sus ideas políticas. Ahora nadie sabe si la tuvo en su momento.

En un principio creyeron apostarle al ganador, pero nunca fueron capaces de exaltar las cualidades que debe tener quien triunfa sino que se preocuparon por cuestionar, con saña, el tono de voz y los errores, ciertos o falsos, de los contrincantes. Parecía que el líder que impulsaban no existía. Simplemente desgastaban a los que no estaban contra la idea de continuar un movimiento de izquierda, quienes o permitirían un viraje a la derecha. No sólo al centro sino a la derecha.

La operación cicatriz puede ocurrir, sanar heridas, pero como toda cicatriz luego de una herida profunda, el olvido será la condena de la historia.

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