ORACIÓN SOMOS UN PUEBLO DE PROFETAS Y NUESTROS SUEÑOS SON REVELADORES DE GRANDES MARAVILLA!
ORACIÓN SOMOS UN PUEBLO DE PROFETAS Y NUESTROS SUEÑOS SON REVELADORES DE GRANDES MARAVILLA! Padre Maravilloso: Disfrutando de nuestro desvelo, Te presentamos nuestros más cordiales y efusivos saludos.
Amados hermanos y queridos amigos, hemos escuchado y confesado con nuestra lengua que le hemos creído al espíritu de la Divina Palabra, gracias al Espíritu Santo que nos ilumina y a Cristo nuestro Salvador, que es la Palabra encarnada del Padre. Ahora, que nos encontramos ante Su Presencia Divina, hermanos y amigos entrañables, venimos a suplicarle que despierte en nosotros y avive ESE PROFETISMO QUE NOS LLEVARÁ A SER SOÑADORES QUE CONTEMPLEMOS LOS DESTELLOS DE SU GLORIA. ¡NO PODEMOS NI QUEREMOS VIVIR UNA VIDA SIN SER LO QUE SOMOS Y DEBEMOS SER! ¡NUESTRO PROFETISMO SIN ESOS SUEÑOS REVELADORES Y ENALTECEDORES DE NUESTRA VERDADERA NATURALEZA, RECLAMAN UN EXTRAORDINARIO DESPERTAR! SIN ELLOS, NUESTRA VIDA NO TIENE NI RAZÓN NI SENTIDO NI PLENITUD DE GOZO.
Padre Santísimo: ¿Cómo vamos a anunciar con todo el poder y vigor de Tu Palabra ese mensaje salvador, sin antes haberlo soñado y esclarecido en las regiones celestiales? Sabemos que, como Tus profetas, nuestros pies están aquí en la tierra, pero nuestro espíritu está contigo en contemplación de lo divino. Estar contigo es estar gozando de ese sueño propio de los que son capaces de verte cara a cara y salir con un tremendo impulso divino a anunciar con nuestras palabras y a demostrar con nuestros actos y actitudes el poder con el que Tú nos revistes.
¡Qué hermoso es que, en esos sueños, nuestras fuerzas se multipliquen, nuestras palabras sean la más bella expresión de Tu Sabiduría y nuestra vida sea ejemplar, productiva y totalmente fuera de lo ordinario y común! ¡Que estos benditos soñadores, seamos de la talla de Jacob, de Daniel, de José de Egipto y de San José, Esposo de la Virgen María! El Espíritu Santo se reveló a Moisés cuando pronunció: “¡Oigan ahora mis palabras! Si entre ustedes hay profeta, YO, EL SEÑOR, me manifestaré a él en visión. Hablaré con él en sueños. (Números 12:6).
Nosotros confesamos que, SOMOS PROFETAS Y RECLAMAMOS QUE, TÚ, OH PADRE BENDITO, TE MANIFIESTES, TE REVELES, TE DES A CONOCER MIENTRAS SOÑAMOS Y HASTA EN ESOS MOMENTOS DE ORACIÓN CONTEMPLATIVA CUANDO TE HABLAMOS DE ESPÍRITU A ESPÍRITU Y CARA A CARA. ¡HÁBLANOS, POR FAVOR MIENTRAS SOÑAMOS Y REPOSAMOS EN TI!
Cuando nos dirigimos a nuestro lecho exclamamos: “– Yo me acuesto, me duermo y vuelvo a despertar, porque el Señor me sostiene. (Salmo 3:5). Sabemos que Tú, oh Padre Santísimo, aun en nuestros sueños cuidas de nosotros y nos mantienes en la existencia dándonos resistencia para que vivamos encantados de Tu presencia hasta que terminemos nuestra misión gloriosa aquí en la tierra y despertemos aún más vigorosos en la eternidad de magnífica belleza.
¿Cómo agradecerte, como mereces, oh Padre Amado, por lo que ya nos has esclarecido y por lo que estás a punto de revelarnos con la nitidez del mediodía? ¿Cómo hacernos más y más dignos de recibir de Ti esos sueños que nos hacen ser capaces de gozarnos y de buscar a diario esos primeros momentos del día para imprimirle vida, sentido, valor y sabor a nuestro día?
¡Gracias, oh Padre Santísimo, porque nos has hecho comprender que EL IRNOS A REPOSAR EN NUESTRO LECHO, ES DESCANSAR EN TU REGAZO PATERNAL Y, MIENTRAS DORMIMOS, TÚ NOS REVELAS LAS INMENSAS RIQUEZAS EN LAS QUE SE NUTRE NUESTRO ESPÍRITU HACIENDO DE NUESTRA VIDA TERRENAL UN ACONTECIMIENTO SIN IGUAL.
¡BENDITO SEAS, OH DIOS DE NUESTROS GLORIOSOS PADRES! AMÉN.
P. Cosme Andrade Sánchez+