“¡FELIZ CUMPLEAÑOS A LOS AFORTUNADOS DE HOY!”
¡Cuánta sabiduría encierra lo dicho por el Espíritu Santo!: “¡Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del sol TIENE SU HORA! (Eclesiastés 3:1) Oh Padre Santísimo: ¿Cómo podemos ir de gloria en gloria cuando NI SIQUIERA SABEMOS NI NOS INTERESAMOS del por qué de nuestra vida ni con qué propósito, Tú nos creaste?
Si nuestra vida transcurre SIN SENTIDO, SIN OBJETIVOS, SIN PROPÓSITOS Y SIN ESE AMOR APASIONADO, se debe a nuestra ignorancia y a nuestro desinterés por escudriñar las Sagradas Escrituras. Cómo Te defraudamos a Ti, oh Padre Santísimo, al perder lo valiosísimo de nuestro tiempo, al hacer que la mayor parte de nuestra vida terrena transcurra SIN PENA NI GLORIA, en vez de andar de victoria en victoria.
A quienes este día cumplen un año más de vida, a quienes ya están próximos a celebrarlo, en este maravilloso despertar en esta fresca mañanita de verano los invitamos a que de rodillas y cerrando los ojos de nuestro cuerpo, pero abriendo los ojos del espíritu, nos maravillemos en la esplendorosa gloria divina que rodea al Trono de Tu Inmensa Gloria, oh Padre Amado, para que absortos, contemplativos y muy pero muy atentos, Te adoremos, Te escuchemos y Te honremos como mereces. Lo hermoso de estar en espíritu y en verdad ante Ti, es que disfrutamos como nadie de una estancia extraordinaria de belleza y alegría celestial.
Estar ante Tu Presencia Divina, es pregustar anticipadamente, lo que en esencia reclama y exige nuestro espíritu: COMUNIÓN CON EL ESPÍRITU SANTO, para poder hacer de nuestra existencia ESA VIDA INCREÍBLEMENTE MARAVILLOSA Y EXTRAORDINARIA que nos hace trascender al tiempo y al espacio al estar impregnada de eternidad. Un día, de Tus manos divinas salimos y aparecimos en la tierra encarnándonos de una madre en un hogar, nada fácil; tal vez lleno de mil dificultades y, hasta disfuncional. También nos consta por lo que nuestra madre nos ha comentado, muchos de nosotros, peligramos desde el vientre de nuestra madre. Los anticonceptivos estuvieron a punto de acabar con nuestra vida embrionaria. Más tarde, cuando salimos de ese vientre materno, las inclemencias del tiempo, las precariedades, la pobreza y hasta los imprevistos hicieron su aparición con el fin de acabar con nuestra existencia. La mayoría nos enfermamos, estuvimos envueltos en mil peligros y expuestos a desaparecer, porque las fuerzas del mal, vieron en nosotros, no una vida, SINO UN TREMENDO RIVAL. Tan solo recordamos al justo Abel, cuando Caín, su hermano, lo mató por envidia y por celos. Moisés, también, desde su nacimiento, las fuerzas del mal decretaron su muerte y así poder eliminar LA GRANDEZA DE TODO UN CAUDILLO LIBERTADOR DEL PUEBLO ELEGIDO. Tu Propio AMADO HIJO, después de nacer en Belén, las fuerzas infernales encarnadas en el Rey Herodes, lo quisieron eliminar.
En fin, Padre Santísimo, sabemos que desde antes que naciéramos, ¡TÚ YA NOS CONOCÍAS! ¡YA NOS HABÍAS ELEGIDO! ¡YA NOS HABÍAS APARTADO COMO TUS SIERVOS! ¡YA NOS AMABAS! Así lo confirma Tu Divina Palabra: «Antes de formarte en el vientre, ya te había elegido; antes de que nacieras, ya te había apartado; te había NOMBRADO PROFETA DE LAS NACIONES». (Jeremías 1: 5). Es por ello, que, Padre Bendito, cada vez que celebramos UN CUMPLEAÑOS, debemos dedicar UN BUEN RATO para estar a solas contigo y analizar hasta dónde hemos cumplido con esa bellísima y alta misión que Tú nos encomendaste, porque es justo el tiempo de
Tu visita, del momento más hermoso en el que de Ti recibimos más luz, más fortaleza, más energía y mayor capacidad de emprender o de alcanzar el nivel DE SERES EXTRAORDINARIOS Y ASCENDIDOS, que operan más allá del mundo material. ¿Cómo vamos a caminar de VICTORIA EN VICTORIA y hacer que Tu Divina Voluntad se manifieste en cada uno de nosotros, Tus elegidos? De no hacerlo, estaremos viviendo sin vivir en plenitud por no estar conscientes de, ¡TAN ALTO PROPÓSITO Y DEL ETERNO AMOR QUE TÚ NOS TIENES! “Hace mucho tiempo se me apareció el Señor y me dijo: «¡CON ETERNO AMOR TE HE AMADO! por eso te sigo con fidelidad.” (31:3).
Gracias, Padre Bendito, ¡por Tu gran amor y por habernos elegido para realizar TU DIVINO PROPÓSITO! ¡BENDITO SEAS! AMÉN.
P. Cosme Andrade Sánchez+