El hilo se rompe por lo más delgado
Por: Vladimir Galeana Solórzano
Sin lugar a dudas uno de los graves problemas que nos heredará el Presidente de la Republica, es esa permisibilidad para que la delincuencia organizada tenga el control de la mayor parte de la sociedad, como hasta ahora ocurre en la mayor parte del país. Y eso quiere decir que el propio Gobierno Federal y los gobiernos estatales han abdicado de su principal función, que no es otra que la protección de los habitantes en todas las latitudes de esa delincuencia que cada día adquiere mayores cuotas de poder y el control de los diversos territorios.
En mi carrera en el periodismo desde hace más de cincuenta años, nunca observé abdicación alguna por parte de los gobiernos en turno, como ahora lo hace cínicamente el Presidente de la Republica. Incluso en uno de sus desplantes criticó que Mexico no fue informado por la DEA, agencia norteamericana encargada de hacer el seguimiento de las bandas del crimen organizado que detentan el mercado de estupefacientes en el vecino del norte, y que infiltró al Cártel de Sinaloa, lo que desde luego enfureció al mandatario, quien se ha quitado la careta y públicamente los ha visitado.
Y desde luego que eso le provocó un acto de furia, porque hasta ahora sigue dándole cuentas a quien lo llevó al poder, así de simple como lo señalan las agencias norteamericanas que aseguran que recibió fondos del Cartel de Sinaloa para implementarlos en su campaña por la Presidencia de la República. Y por mucho que se afirme que no tiene nada que decir acerca del tema, el que calla otorga como dicen por ahí.
Pero también hay que apuntar que el permitir las conductas oprobiosas del crimen organizado no es un acto cualquiera, porque de acuerdo a las leyes penales de este país, quien abdica de su responsabilidad de combatir a la criminalidad y permite que los delincuentes sigan haciendo sus deleznables acciones, puede y debe ser sancionado por el delito de omisión, y está consignado en nuestra legislación. Pero esto le importa poco al inquilino de Palacio Nacional que hasta ahora ha concentrado el poder como ninguno de sus antecesores.
Pero también es importante apuntar que los delitos en los que se presenta el crimen organizado no prescriben, y mucho menos aquellos en los que se consigna la permisibilidad de los delitos contra la Salud. No es un problema menor esa permisibilidad que la delincuencia organizada ha tenido y mantenido durante el sexenio de Andres Manuel Lopez Obrador, porque los asesinatos se cuentan por miles, y eso tiene un castigo aunque el Presidente crea que el fuero le alcanzara porque podrá colocar a alguna de sus ““corcholatas” en Palacio Nacional.
Muchas organizaciones y grupos de ciudadanos exigirán justicia, así de simple, y se tendrá que juzgar los delitos que haya cometido el inquilino de Palacio. Y mucho más cuando los asesinatos se han disparado por las actividades de esa delincuencia organizada que incluso ha visitado Palacio Nacional. El mandato de Andres López Obrador termina en un año, y si las oposiciones logran alcanzar el triunfo en la elección venidera, sería el Primer Presidente de la Republica que tenga que ser enjuiciado, pero insisto, si ganan las oposiciones. Así de simple. Al tiempo. [email protected]
Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con cincuenta años de experiencia en diversos medios de comunicación.
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