Esa caseta peligrosa
ACERTIJOS por Gilberto Haaz Diez
Cuando un día de 5 de mayo, de fines de abril, como las Cerezas de los Hermanos Carrión, para abril o para mayo, nos dieron sorpresivamente la noticia que la caseta 045 de Capufe de Fortín, le abrían el paso y la dejaban como vía libre de Dinamarca, donde no debe haber casetas de paga, allá no conozco aún. Ese día las campanas de las iglesias de Orizaba-Fortín-Córdoba tañeron porque volvimos a encontrar la felicidad, que es una forma de navegar por esta vida que es la mar, cantaría Felipe Gil, cuando era Felipe. Paréntesis. (Un día de hace mucho tiempo, en mis mocedades, Felipe Gil y su grupo llegaron a Tierra Blanca a una tocada, el baterista o saxofonista se quedó, se enamoró de la mujer más hermosa del pueblo, quemó sus naves y abandonó su grupo, como se abandonan los zapatos viejos. Podía más el amor que la música. Tiempo después, como todos los amores, que se marchitan y rompen, partió y a su barco le llamó libertad), pero estaba en la caseta. Todo va bien, la cruzamos sonriendo como si cruzáramos Disneylandia, solo que ahora el reclamo es que la derrumben, porque los tráileres doble cajas y los normales, pasan algo rápido y puede haber un lamentable accidente.
EL OTRO ORIZABEÑO
Quiso el destino que otro orizabeño brincara a las notas mundiales. Eduardo Villegas Megías (Orizaba, 5 abril 1978), embajador de México en Rusia, por la revuelta en contra de Putin, que todos los desertores le gritaban que era bien Putin. La revuelta contra Moscú de uno de sus subalternos, a quien armó y convirtió en un héroe para atacar a Ucrania, al invasor se le reviró ese chicote, y cuando vio que al comandante en jefe del grupo Warner, los rusos lo veían como un ídolo, Putin metió reversa y quiso destituirlo. Por poco le toma Moscú. Pero México estaba bien representado por este orizabeño, y las notas que enviaba al mundo, al igual que las entrevistas en las televisoras mexicanas, lo pusieron como una gente atenta a los paisanos que allá viven.
EL PRODITORIO CRIMEN
Todos los crímenes son horribles, todos. Pero hay crímenes que impactan, en esta zona Cordobesa hay enojo, rabia, consternación y dolor porque asesinaron al maestro jubilado de la UV, Francisco Javier Zepeda Albarrán, una gente muy querida y apreciada, que tenía días su familia lo buscaba en los famosos cartelones en las redes, muy comunes en Veracruz, esos de ‘devuélvanlo a su casa’. El futbolista Miguel Layún, originario de Córdoba, lamentó la muerte de su familiar. Escribió: “Pues en esta ocasión nos tocó a la familia. Hace un par de horas nos avisaron que un familiar apareció sin vida y con rastros de violencia. No creo que solo es el país, me queda la sensación que el mundo está pasando por momentos jodidos, tenemos mucho que hacer como humanos cada uno de nosotros. Siento mucho por todos aquellos que hayan pasado por momentos así”. Fue encontrado en una cajuela, según el diario El Buen Tono, y aparentemente murió de un infarto. La UV veracruzana lamentó este crimen y pide justicia en un estado, Veracruz, donde es común los crímenes y ya los vemos como algo cotidiano.