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Él manda y decide

Él manda y decide

Adán, por la hazaña
Sin Remitente
Victor Ulín

De facto, por ser su creador y fundador, Andrés Manuel López Obrador es Morena, el que toma las grandes decisiones, el que manda. Que diga que no intervendrá en la selección del candidato a sucederlo en la Presidencia en 2024 es lo “normal” bajo los rituales políticos tradicionales. Tiene que mantener la formalidad. Persuadir al imaginario colectivo. Ningún político que no sea profesional diría lo contrario. Sería suicida. Menos cuando se es producto de un sistema democrático que debe mantenerse.

La realidad es que el líder moral y real de Morena, ergo Andrés Manuel López Obrador, es el principal responsable del destino que Morena ha tenido, tiene y tendrá en el mediano y largo plazo y en particular en la próxima elección en la que se decidirá la Presidencia, la renovación en el Congreso de la Unión y nueve gubernaturas.

Es casi natural políticamente hablando, -del liderazgo “caudillista”, según Max Weber- que Andrés Manuel López Obrador quiera mantener vivo su proyecto político de la Cuarta Transformación y  asegurar que el candidato presidencial no solo sea el mejor, sino el más competitivo. El que le garantice el triunfo, pero sobre todo lealtad y continuidad a su proyecto político.

Claro que las encuestas serán el método para saber el posicionamiento de cada uno de los aspirantes y sus potencialidades para ganarle a la oposición y su candidato. Pero el que ponderará a los aspirantes, el que tendrá la última palabra y decisión será el Presidente. La encuesta es solo un instrumento de medición, pero no el decisor.

La decisión del Presidente no seguirá la lógica que sus seguidores estarían pensando y que ya dan por hecho que será Claudia Sehimbaun la candidata presidencial.

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Por el contrario: lo dicho por el Presidente advierte un escenario que podría provocar de bote pronto una sorpresa e inconformidad entre la militancia y fieles seguidores, y desde ahora queda claro su propósito de abonar a una unidad que pudiera verse amenazada al no elegir al que haya encabezado las encuestas.

Al final del día, la militancia y los aspirantes que no se vean favorecidos, deberán disciplinarse. Aceptar la decisión de su líder e inmolarse por un bien mayor que es mantener el poder político desde una Presidencia que sabe ser generosa con quienes anteponen el interés personal al del proyecto de la Cuarta Transformación que va por un sexenio más, por ahora, y que mantendría vivo el legado de su líder moral y real, Andrés Manuel López Obrador.


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