El Papa León XIV llega a un Líbano fracturado y llama a reconstruir la esperanza nacional
Beirut.— La visita del Papa León XIV a Líbano se desarrolló este lunes en medio de un ambiente cargado de simbolismos políticos y sociales. Más allá de los actos religiosos, el pontífice dirigió mensajes que apuntaron a la reconstrucción del tejido nacional de un país golpeado por la inestabilidad regional, el colapso económico y un éxodo migratorio que ha marcado a toda una generación.
En su segunda jornada en territorio libanés, León XIV acudió al monasterio de Annaya —donde miles de fieles se congregaron desde temprano— para orar ante la tumba de San Charbel Makhlouf, una figura profundamente ligada a la identidad espiritual del país. Sin embargo, el mensaje del pontífice trascendió la devoción religiosa y se convirtió en un llamado directo a la paz en un contexto de tensión creciente por los enfrentamientos entre Israel y Hezbolá.
Un país en vilo por la tensión regional
El viaje del Papa ocurre en un momento crítico: tras la tregua de noviembre de 2024, los ataques en territorio libanés se han intensificado, alimentando temores de una escalada militar en una frontera que ha sido escenario de casi tres años de hostilidades intermitentes.
Autoridades libanesas reforzaron dispositivos de seguridad y decretaron festivos el 1 y 2 de diciembre, subrayando el alcance político y social de la visita.
Discurso en Harissa: fe, resistencia y reconstrucción
Tras su estancia en Annaya, León XIV se dirigió al santuario de Harissa, donde pronunció un discurso ante la jerarquía eclesiástica maronita. En francés, instó a los libaneses a “seguir trabajando pese a las dificultades”, en referencia a la crisis económica que desde 2019 ha devastado los ingresos, multiplicado la pobreza y dejado al país sin una recuperación sólida.
Líderes religiosos señalaron que el mensaje del pontífice responde a un momento de agotamiento colectivo. “La gente ha perdido mucho, desde sus ahorros hasta la confianza en la política”, expresó un sacerdote local, subrayando que la visita es vista como un recordatorio de cohesión más que como una ceremonia protocolaria.
Un Líbano atravesado por el éxodo y la incertidumbre
El Papa también abordó el tema migratorio, un fenómeno que define la realidad nacional actual: tan solo entre 2012 y 2024 habrían emigrado cerca de 800 mil libaneses, según el centro Al-Doualiya. La cifra es demoledora para un país de 5.8 millones de habitantes, de los cuales más de un millón son refugiados sirios.
En conversaciones con los fieles, habitantes como Elias Abu Nasr Chaalan señalaron que la crisis económica, social y política ha empujado a las familias a buscar alternativas en el extranjero. La visita del Papa, dijeron, llega en un momento en que se reclama unidad para enfrentar el deterioro institucional.
Encuentros por la unidad nacional
Por la tarde, León XIV tiene programado encabezar un encuentro interreligioso en la plaza de los Mártires —un espacio históricamente asociado con la convivencia y la memoria civil— y más tarde dialogará con jóvenes en la sede del patriarcado maronita en Bkerke.
El sacerdote Toniy Elias, originario de Rmeich, explicó que la región ha vivido “casi dos años y medio de guerra”, y destacó que el mensaje papal coincide con un deseo generalizado de pacificación. Fieles presentes en los eventos reiteraron que las palabras del pontífice representan una exhortación a reconstruir un país profundamente fracturado.
