Desarrollan una batería a base de vitaminas y azúcar, revolución energética

Desarrollan una batería a base de vitaminas y azúcar, revolución energética

La Chispa trae una sorprendente noticia tecnológica: expertos en Estados Unidos desarrollan una batería a base de vitaminas y azúcar, marcando un avance innovador en almacenamiento energético. Investigadores han creado una batería de flujo que utiliza vitamina B2 (riboflavina) y glucosa como componentes clave, imitando el metabolismo humano, donde la riboflavina transporta electrones para generar energía de manera sostenible y económica.

Cómo funciona la batería a base de vitaminas y azúcar

El principio detrás de esta batería es fascinante: se inspira en cómo nuestro cuerpo metaboliza la glucosa. La riboflavina transporta electrones durante la descomposición de los azúcares, generando energía. En la celda de flujo, este proceso se reproduce con electrodos de carbono y un electrolito líquido con glucosa, reemplazando metales caros como el platino con vitamina B2 como catalizador.

Ventajas frente a baterías tradicionales

El hecho de desarrollar una batería a base de vitaminas y azúcar permite eliminar la dependencia de metales pesados. Esto reduce costos y riesgos ambientales. La riboflavina es abundante, biodegradable y estable incluso en condiciones alcalinas, lo que facilita su escalabilidad.

Ventajas frente a baterías tradicionales

Hasta ahora, muchas baterías orgánicas requerían metales nobles para liberar energía de la glucosa, pero esta innovación rompe esa barrera y abre la puerta a nuevas combinaciones de biocomponentes, incluyendo enzimas y ácidos orgánicos.

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Resultados experimentales y retos pendientes

Los prototipos lograron densidades de potencia comparables a baterías de vanadio. Sin embargo, la fotosensibilidad de la riboflavina sigue siendo un desafío, reduciendo eficiencia en presencia de luz. Para solucionarlo, los investigadores estudian encapsulamiento y modificaciones químicas, buscando aumentar la durabilidad y densidad energética para competir con soluciones comerciales.

Aplicaciones y perspectivas de futuro

Si se perfecciona, esta batería orgánica podría usarse en sistemas residenciales, dispositivos médicos, sensores portátiles o microrredes locales con energía solar o eólica. Su bajo coste, biodegradabilidad y ausencia de materiales tóxicos la hacen ideal para un futuro energético más sostenible. Ejemplos en Japón y Europa muestran que la integración de biomoléculas funcionales en electrodos reciclables es cada vez más viable.


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