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León XIV llama a los jóvenes a “mirar hacia lo alto” y construir una educación que humanice lo digital y promueva la paz

León XIV llama a los jóvenes a “mirar hacia lo alto” y construir una educación que humanice lo digital y promueva la paz

Durante el Jubileo del Mundo Educativo, el Papa advierte sobre el vacío espiritual de las nuevas generaciones y propone una “educación desarmante” que forme corazones capaces de transformar el mundo.

Ciudad del Vaticano.— En un encuentro cargado de simbolismo y esperanza, el Papa León XIV dirigió un extenso mensaje a miles de jóvenes reunidos con motivo del Jubileo del Mundo Educativo, donde los exhortó a convertirse en protagonistas de una nueva etapa de la educación global, centrada en la verdad, la paz y la vida interior.

Sueño más, Señor, quiero más, inspírame tú”, expresó el pontífice al invitar a los estudiantes a no conformarse con una existencia superficial. “Tengan la audacia de vivir en plenitud. No se queden en lo pasajero ni en las modas”, insistió, evocando las palabras del recientemente canonizado san Pier Giorgio Frassati, ejemplo de juventud y compromiso cristiano.

Educación: el “telescopio” que permite mirar más allá

León XIV retomó su experiencia como profesor de matemáticas para ilustrar la importancia del conocimiento como una herramienta que abre horizontes. “La educación es como un telescopio que permite mirar más allá y descubrir lo que por sí solos no veríamos”, explicó, instando a los jóvenes a dejar de mirar solo sus teléfonos y levantar la vista “hacia lo alto”.

El Papa propuso la metáfora de las “constelaciones educativas”, formadas por docentes, familias y comunidades, que orientan el futuro de las nuevas generaciones. “Cada uno de ustedes es una estrella, pero solo juntos forman una constelación capaz de dar sentido al mundo”, señaló, citando al profeta Daniel: “Los que enseñan la justicia brillarán como las estrellas para siempre”.

El desafío de educar la vida interior

Entre los principales retos del nuevo Pacto Educativo Global —iniciativa lanzada hace cinco años por el Papa Francisco—, León XIV destacó la necesidad de “educar la vida interior”. Subrayó que el conocimiento técnico o científico no basta si el ser humano ignora quién es o cuál es el sentido de su existencia.

“Sin silencio, sin escucha, sin oración, incluso las estrellas se apagan”, advirtió. Recordó el testimonio de san Agustín para invitar a los jóvenes a enfrentar su inquietud y vacío interior: “Nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti”.

A su juicio, una sociedad que no cultiva la espiritualidad contribuye al aislamiento, la ansiedad y la violencia juvenil. Por ello, pidió a padres y maestros recuperar el papel del acompañamiento humano en la formación integral.

Humanizar la era digital

Otro de los grandes llamados del Papa fue a “humanizar lo digital”. Reconoció que los jóvenes habitan naturalmente el entorno tecnológico, pero alertó sobre los riesgos de la dependencia y la pérdida de sentido. “No dejen que el algoritmo escriba su historia. Sean ustedes los autores”, expresó con firmeza.

León XIV destacó que la inteligencia artificial es una de las “rerum novarum” —cosas nuevas— del tiempo actual, pero insistió en que “no basta con ser inteligentes en la realidad virtual; hay que ser humanos en la realidad concreta”.

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Puso como ejemplo al joven beato Carlo Acutis, quien usó la tecnología para evangelizar: “No fue esclavo de la red, sino que la convirtió en un instrumento de bien. Así deben hacerlo ustedes: transformar lo digital en un espacio de fraternidad y creatividad, no en una jaula”.

Una educación para la paz “desarmada y desarmante”

El pontífice concluyó su discurso con un llamado urgente a construir una educación para la paz, en un mundo fracturado por el odio y los conflictos. “No basta con silenciar las armas; es necesario desarmar los corazones”, subrayó.

Rechazó la desigualdad educativa que divide a los jóvenes entre “unos pocos privilegiados con acceso a escuelas costosas y muchos que no pueden estudiar”, y propuso una educación basada en la igualdad, la dignidad y la fraternidad.

“Educar para la paz significa crear oportunidades para todos y formar corazones desarmados, capaces de ver en cada persona a un hermano”, concluyó el Papa León XIV entre aplausos, dejando en los asistentes un mensaje de esperanza que resonó como guía para las generaciones que buscan un mundo más justo, humano y luminoso.


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