Leyendo ahora
Halcones con sotana

Halcones con sotana

Cuando los clérigos intentan ocupar un liderazgo social, ya sea desde el púlpito o en las calles, muestra tener un retraso en el conocimiento de la historia de 250 años. El gobierno eclesiástico de finales de 1765, el arzobispo de México Manuel Rubio y Salinas impulsó reformas dentro del clero para empezar a dejar el poder político de de sus atribuciones sociales.
Ahora, sin colocar de por medio la historia terrenal, el obispo de la Diócesis de Culiacán, Jesús José Herrera Quiñónez, quien hizo esperar a la multitud, que lo más optimistas calculan en 50 mil personas, para dar la bendición a la marcha que él había convocado desde el púlpito, y en la que no participó, el sol estaba muy fuerte en la capital sinaloense.
Los que siempre estuvieron presente, dándole espectacularidad al acto fueron los medios del lugar y los estados aledaños que consideran ue el PRI los sigue gobernado y con la impunidad que les acostumbró este partido, difundieron una serie de mentiras, empezando por el número de asistentes.
Ocultaron, hasta donde pudieron la influencia del clero católico y le dieron el crédito a la abstracción favorita de la derecha clasemediera: “la sociedad civil”.
La Avenida Obregón, en Culiacán, fue cerrada para dar pasos a las familias católicas que formaron parte de la Marcha por la Paz, que iniciará en las escalinatas de La Lomita.
A los pocos días sucedió algo similar en Cuautla, donde se realizó la segunda caminata por la Paz, encabezada por el obispo de Cuernavaca, Ramón Castro Castro, quien llamó a las autoridades de los tres niveles de gobierno a dejar de ser omisas y a tomar medidas que devuelvan la tranquilidad a Morelos.
Como el obispo tenía mucha energía de este reino, también denunció los efectos del crimen organizado sobre la economía local.
Hizo un llamado a los servidores públicos comprometidos con la justicia: “El Señor conceda a aquellos servidores públicos que aman al pueblo la sabiduría para saber servirlo y encontrar esa seguridad que tanto necesitamos. Qué diferente sería México. Qué diferente sería Morelos, viviendo en la legalidad y en la justicia”.
A los pocos días, el arzobispo de Puebla, Víctor Sánchez espinosa, aseguró públicamente que “México vive violencia e inseguridad, se debe de trabajar por la paz de la patria”.
Sánchez Espinosa, pidió por las víctimas del accidente en la explosión de Iztapalapa, culpando a las autoridades. No sin antes tratar de rescatar su lugar en la política mexicana: “En las gestas libertarías está presente la Iglesia, la Virgen, por eso el párroco de Dolores festejó a la Virgen de los Dolores, y fue el estandarte de la Virgen de Guadalupe el primero en la historia de la patria”.
Las manifestaciones proliferan en las calles donde participan quienes acostumbran asistir a misas, desde donde son convocados para exigir a las autoridades seguridad y bienestar, en lo que va de septiembre ha habido marchas encabezadas por sacerdotes católicos, además de los estados citados, en Chiapas, Guerrero y Zacatecas.
Es decir, que ahora el clero es el que marca la geografía de la inseguridad y de las mercancías, señalan los lugares donde creen que hay agresiones entre narcotraficantes, de quienes están más cerca de lo que cualquiera podría imaginar.
Todos los sacerdotes convocantes llevan una vida de lujos, no se les cuestiona la incongruencia con la imaginaria pobreza franciscana sino el origen del dinero que disfrutan a la vista de todos.
Las rutas de la paz van por un lado, las autoridades por otro y los maleantes por otro. Hay quienes desvían la atención y la protección para que pasen los malos en nombre de Dios.


© 2024 Grupo Transmedia La Chispa. Todos los derechos reservados

Subir