LAS VISAS Y LO QUE APAREZCA

Por Gilberto Haaz
agosto 26, 2025

Caminando se hace camino. Camelot.
Después de casi 8 horas de bordear pueblos peligrosos, a buen tiempo, todo en el día, por fin llegamos por Chalco, esa zona que en tiempos de Carlos Salinas eran tierras de pasto para que las vacas y los borregos y chivos allí pastaran y la Ciudad de México se la comió y comenzaron a poblarla hasta que, Carlos Salinas, cuando la vio muy poblada y sin servicios necesarios, ni luz ni drenajes, vendió Mexicana de Aviación creo que en 700 millones y todo ese dinero se lo envió a Chalco, a que les pusieran los servicios. En 2020 había 400 mil habitantes, hoy deben llegar al millón. Viven al lado de las máquinas porque en tiempo de lluvias muchas casas se inundan, y no han podido con ese peligro pues la población pierde sus colchones y sus enseres domésticos. La carretera está buena, la autopista llegando a México bastante bien, tienen ya partes elevadas para un tren microbús que por allí los lleva. Es una ciudad que devora todo, zona muy pobre donde antiguamente era ciudad de dormitorio y hoy viven casi el millón.
Al entrar a Ignacio Zaragoza se les formó un socavón grandísimo, por un carril pasamos y cundo nos dimos cuenta tomamos Monterrey en el Viaducto y de allí a Hamburgo, cerca de Reforma, porque al otro día temprano era mi cita con la Visa de los americanos, la renovación.
UNA COMILONA
Como hacia hambre y no había mucho que caminar, nos metimos en la ida y vuelta 4.5 kilómetros para llegar a Reforma 222, allí le hicimos el gasto a Slim con su Sanborns, luego busqué una librería Porrúa que estaba en el tercer piso y había cerrado y ya era local de otra cosa.
Caminamos Reforma con mucho cuidado, como vengo de un pueblo que no falta nada y todo está bien, noté que el pavimento y las banquetas y los pasos de cebra, están muy deteriorados, nada como esa bella Reforma para que la tengan así. Habría que enviarle al alcalde JM10 ahora que termina aquí su chamba, para que los asesore.
En el nuevo sitio donde dan las visas, calle de Hamburgo, optaron por ya no hacerlo en la Embajada, que allí se formaban las filas colas. Va uno con su cita programada, los papeles y el pago se habían enviado meses atrás por correo y cuando la fila se veía más o menos, un buen empleado revisó los papeles y me dejó solo con los necesarios. Tienen muy buena atención y entras rápido y la espera dentro en 15 minutos te recogen los documentos y te toman la foto y las huellas dactilares y la empleada, de muy buen modo, te avisa que por correo te avisarán si la vas a recoger allí o la envían por DHL, mediante una pequeña paga.
Salimos bien y de allí a tomar el camino de regreso. Esta vez lo hicimos todo por la autopista y la encontramos perfecta, sin sobresaltos, hicimos tiempo normal, casi cuatro horas y ya amenazaba la lluvia, eso era porque llegábamos a Orizaba. Tierra Bendita de Dios.
Así fue.