Las ballenas están en silencio y los expertos creen que es alarmante
 
						 
			La Chispa te cuenta lo que pasa en el mundo y ahora te diremos cómo es que las ballenas están en silencio y esto preocupa gravemente a los expertos. Durante millones de años, las ballenas azules han llenado los océanos con su canto profundo y resonante. Hoy, esos ecos se están apagando. Investigaciones recientes revelan que el cambio climático, las olas de calor marinas y la contaminación acústica están silenciando a estos gigantes marinos, enviando una advertencia sobre la salud de los ecosistemas oceánicos.
¿Qué está provocando el silencio de las ballenas?
Bajo las aguas del Pacífico frente a California, un hidrófono anclado a 3.000 pies de profundidad ha registrado durante más de seis años el pulso sonoro del océano. En este vasto paisaje acústico, cada llamada de ballena transmite información vital. Pero desde 2015, algo cambió.
Un evento conocido como The Blob, una ola de calor marina masiva, alteró el ecosistema drásticamente. La disminución del kril, alimento esencial de ballenas azules y rorcuales comunes, afectó sus niveles de energía y redujo sus vocalizaciones en un 40%. Las ballenas están en silencio, no por elección, sino por supervivencia.

El rol del cambio climático y la temperatura oceánica
The Blob no solo trajo calor. Transformó el comportamiento del kril, interrumpió el afloramiento y provocó la dispersión de los cardúmenes. El aumento de temperatura —hasta 4,5 °F por encima del promedio— no fue un caso aislado. Las olas de calor marinas ahora duran más y son más intensas que en cualquier otro momento registrado.
Esta tendencia no solo afecta la alimentación, sino también la reproducción. En Nueva Zelanda, entre 2016 y 2018, se registró una disminución significativa en los cantos de apareamiento. Como dijo Dawn Barlow, “cuando hay menos oportunidades para alimentarse, invierten menos energía en reproducirse”.

La contaminación acústica y el ecosistema bajo presión
Las ballenas están en silencio también por el creciente ruido humano en los océanos. La pandemia de COVID-19 fue una excepción: menos tráfico marítimo significó menos ruido, y los animales cambiaron su comportamiento. Pero este respiro fue breve.
Hoy, científicos piden redes de hidrófonos más amplias para monitorear cambios en tiempo real. La contaminación acústica, combinada con la sobrepesca y el calentamiento global, amenaza con empujar al océano a un punto de no retorno.
Las ballenas, centinelas del mar
El progresivo silencio de estos gigantes marinos es una señal de alerta. Son los centinelas del océano, y su ausencia sonora indica un colapso sistémico en marcha. Aunque aún no comprendemos por completo cómo suena un océano saludable, cada llamada perdida es un dato crucial.
 
		
