Lluvia de Castigos


Más que por cumplir sus cien años de existencia, la Liga Mexicana de Béisbol ha acaparado titulares, por la ola de castigos que se han presentado a últimas fechas.
El más célebre de ellos es el de los Rieleros de Aguascalientes y los Guerreros de Oaxaca. El primera base Christian Villanueva le bateó un cuadrangular al lanzador Radamés Liz, y en su siguiente turno al bat, el dominicano le lanzó tres pelotazos que estuvieron a punto de golpearlo, por lo que la enardecida víctima
se encaminó a la lomita con bat en la mano, para armarse una trifulca de pronóstico reservado.
Mientras que el lanzador recibió solamente ocho partidos de castigo y una multa económica, al cañonero nacional le endilgaron 15 juegos.
Lo cierto es que el ampayer fue duramente criticado, pues no fue sino hasta el tercer lanzamiento, cuando expulsó a Liz.
Recordamos en los sesenta como los Plascencia terminaron en la delegación porque Rigoberto blandió un bat y buscó en las tribunas a unos aficionados que se la habían pasado insultándolos.
A últimas fechas los pelotazos estàn a la orden del día. Resulta muy diferente cuando el lanzador pierde el control y golpea accidentalmente a un pelotero, que cuando en desquite por un batazo anterior lo golpea con una recta.
En la capital, los ampayitas se han visto muy complacientes con los lanzadores de los Diablos, que han golpeado hasta dos rivales, y solamente reciben una advertencia.
El año pasado Wifrin Obispo fue suspendido toda la temporada por responder a una agresión de un aficionado borracho.
Asimismo los ampayeres son intocables y cualquier intento de agresión contra ellos merece un castigo ejemplar, casi siempre una suspensión definitiva.
Lo cierto es que al Presidente de la Liga y a las autoridades correspondientes parece importarles más los castigos económicos que la verdadera impartición de justicia beisbolera.