Un maratón de emociones: El teatro infantil que llenó de magia el Bosque de Chapultepec


Bajo la sombra de los árboles del Bosque de Chapultepec, donde la brisa lleva consigo el eco de risas infantiles y el asombro en cada mirada, el 17° Gran Maratón de Teatro para Niñas, Niños, Ninxs y Jóvenes transformó el Centro Cultural del Bosque (CCB) en un crisol de historias, emociones y aprendizaje. Durante el fin de semana del 15 y 16 de marzo, el teatro dejó de ser solo un escenario para convertirse en un universo donde pequeños y grandes fueron parte de la magia.
Desde temprano, familias completas llegaban con loncheras y una energía contagiosa. Los pasillos vibraban con voces emocionadas y preguntas curiosas: “Mami, ¿ya empieza la obra? ¿Cuántas veremos hoy?”. Para muchos, era su primer encuentro con el teatro. “Nunca había venido, pero esto me encantó. Quiero ver otra obra”, exclamó Daniel, de nueve años, con los ojos brillantes tras su primera función.
Historias que dejaron huella
Uno de los espectáculos que atrapó tanto a niños como a adolescentes fue La fábula del todo, presentada el sábado por la tarde en el Pabellón Escénico. La propuesta, que combinó ciencia, filosofía y teatro, sumergió a la audiencia en una historia que exploró la manera en que nuestros pensamientos influyen en la realidad. Entre risas y reflexiones, Ian, de 16 años, compartió su impresión: “Al principio era comedia sobre lo difícil que es enseñar, pero luego se volvió existencial. Habla de cómo podemos cambiar la realidad, y eso es importante”.
La ambientación y el uso de luces fueron clave para transportar al público a otra dimensión. “Se sintió como una experiencia extraña, diferente de la realidad. Normalmente todo es fijo, pero aquí todo se movía, cambiaba… me atrapó por completo”, relató Vania, de 16 años, todavía maravillada.
El domingo, la obra Iris, una niña sin fin llenó la Sala Xavier Villaurrutia de colores, sonidos y mensajes sobre el respeto a la naturaleza y la importancia del agua. Niños y adultos corearon juntos: “El agua no se vende, se cuida y se defiende”, en un momento de unión que trascendió el escenario.
Para Josué, de seis años, la historia de Iris y su amigo Armandillo fue toda una revelación: “No me gustó, me encantó. Tenemos que cuidar el agua y dejar que nuestros amigos sean libres”, dijo con la convicción que solo un niño puede expresar.
Más que teatro, una experiencia de comunidad
El maratón no solo trajo teatro, sino también espacios de interacción y aprendizaje. Con actividades como la Sala de lectura Leer tras bambalinas, talleres de iluminación y sonido, y un árbol de los deseos donde niñas y niños dejaron mensajes de esperanza, el evento se convirtió en una celebración del arte y la infancia.
Marina, de 50 años, madre de dos pequeños asistentes, destacó la importancia de estos espacios: “No todo el mundo tiene acceso al teatro, y que sea gratuito lo hace accesible. Me encantaría que se hiciera más seguido”.
En paralelo, el evento se extendió a diversos estados del país, permitiendo que más niños y jóvenes se sumaran a la experiencia teatral.
El eco de las historias
El 17° Gran Maratón de Teatro fue mucho más que un evento: fue una puerta a nuevos mundos, una chispa que encendió la imaginación y dejó huella en quienes lo vivieron. “El teatro nos ayuda a imaginar, a aprender y a sentir. Ojalá siempre haya teatro para los niños”, concluyó Thiago, de siete años, mientras corría con entusiasmo hacia la siguiente función.
El telón se cerró, pero la magia del teatro sigue viva en cada risa, cada pregunta y cada niño que descubrió un nuevo mundo en el escenario.