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Trump, perro que ladra…

Trump, perro que ladra…

A más de un mes de tomar posesión el presidente electo del vecino país del norte ha abierto tantos frentes de guerra como ha podido su imaginación colocar en los medios.

Desde el sabotaje a T-Mec hasta amenazar con retomar el canal de Panamá como propio a pesar de que ya no le pertenece desde 1999, según acuerdo entre ambos países, firmado a principios del siglo pasado.

A cada país de América Latina le tiene un regaño y en cada uno de ellos tiene un problema por no estar las políticas de acuerdo a su muy obtusa forma de ver la realidad del mundo y descuidar la situación interna.

China es uno de los países que más utilizan el canal de Panamá, por el momento, porque con el tres Interoceánico en el Istmo de Tehuantepec, buena parte de esos cruces se realizarán en tierras y aguas mexicanas. China no sólo es el enemigo bélico número uno de Estados Unidos sino su principal acreedor, con 786,300 millones de dólares. Situación que debe ser prioridad en el gobierno del brabucón, que por el momento se dedica a convocar a países que considera débiles al callejón de las peleas.

El amago de convertir a los grupos de narcotraficantes como terroristas, crea en el imaginario diplomático de la costumbre que por ese simple motivo Estados Unidos puede invadir con policías armados territorios de otros países con ese pretexto. Se autodenominó el único ejército que puede combatir el terrorismo. Pero Estados unidos tiene ejército para todo, hasta tiene ejército de salvación. Todo es guerra y violencia en ese país.

Para empezar los amigos banqueros de Trump le pedirán que se desista o. mínimo, flexibilidad en esta andanada de bautizar con otro nombre lo que ya tiene. El principal lavadero de los narcos de México, Estados Unidos y otros países son los bancos de las provincias chicas del vecino país del norte. No es un secreto y Trump lo sabe.

Por otra parte, sus amigos de la criminal Asociación Nacional del Rifle no estarán nada contentos de tener restricciones en sus ventas de armas. A los narcos mexicanos les venden por mayoreo.

El 9 de febrero de este año Trump asistió con sus amigos y les prometió prosperidad, desarrollo, el discurso del presidente electo hacia los trogloditas de las armas duró más de una hora, fue servil y sumiso ante los hombres de las pistolitas y los rifles.

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Pero Trump tiene un problema mayor que la amenaza latente de China los banqueros o los vaqueros del rifle, su fraternidad financiera con Israel, país que va perdiendo la guerra y está en quiebra.

Si quiere tener un socio poderoso y continuar con las concesiones secretas entre ambos países deberá auxiliar con varios miles de millones de dólares a un país devastado en lo económico, político y militar.

Si quiere tener el apoyo de los medios que están incondicionalmente al servicio de Israel debe cuidar ese frente como prioridad y son tareas que Trump desconoce, provoca la guerra fría pero no sabe de qué se trata, mientras ya abrió trincheras contra los que piensa que siguen siendo frágiles cuando le podrían dar una desagradable sorpresa.

Trump es un viajero del tiempo que desconoce el presente, lo cual no sólo lo vuelve inofensivo sino inocuo, dado su nostálgico alarde de poder. Sólo quienes quieren darle fuerza y respiración artificial a un imperio moribundo hablan de él como un peligro, pero en realidad domésticamente tiene que arreglar varios asuntos antes de ver hacia afuera y hacer la guerra a quienes considera sus enemigos y que, por el momento, ni le hacen caso.


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