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Residenciales encarecen y cambian la vida de las comunidades mayas

Residenciales encarecen y cambian la vida de las comunidades mayas

Residenciales encarecen y cambian la vida de las comunidades mayas

Todo se encarece en la vida de los pueblos mayas; el paisaje cambia y las costumbres se sienten amenazadas de extinguirse cuando las inmobiliarias, venden y entregan toda una historia de un pueblo, de comunidades de campesinos, a los nuevos pobladores adinerados que compran grandes casas millonarias en los residenciales.

Son los grupos inmobiliarios de familias de abolengo en Yucatán quienes han hecho lo que han querido con las comunidades mayas, comprando a líderes comunales, autoridades ejidatarias y del gobierno para despojar y desterrar a los pueblos mayas.

Silvia Chalé de Chablekal denuncia que las necesidades del pueblo están por debajo de las inversiones que se realizan en Mérida y en los alrededores y que luego encarecen todo y a ellos no les da, el poco dinero que tienen de su trabajo.

Yoshira Álvarez, explicó que la inversión al adquirir la propiedad aumenta e impacta directamente en el pago anual del predial para los habitantes originarios, la plusvalía de la zona norte se vuelve insostenible para quienes han vivido ahí toda su vida.

Nos dice que “El año pasado el predial subió cinco veces más, aunque depende del terreno. Hay personas a quienes les llegó la cuenta de 8 mil pesos cuando antes pagaban 100 o 200 pesos. No podemos negar que tenemos que pagar impuestos, pero mi gente no va a poder pagar lo mismo que la gente que vive en Cabo Norte. Aquí se gana más o menos el salario mínimo”, dijo Leydi Cocom de Santa Gertrudis Copó.

En enero de 2024, la comisaria de Temozón Norte, Cristian Bagundo, tuvo que gestionar el descuento de varias personas del pueblo, a quienes les llegó el pago anual del predial entre 11 mil y 18 mil pesos. Logró que les descontaran a 3,500 pesos, que sigue siendo alto en comparación a los 100 pesos que les llegaba en años anteriores.

“La gente me pregunta dónde vivo y cuando les digo que en Temozón me dicen: Ah, con los ricos. Y pues no, nosotros no somos ricos, nos ponen en alta plusvalía, pero las personas de aquí ganan como 1,700 pesos a la semana”, expresó.

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El paisaje también ha cambiado: han comenzado a construirse establecimientos comerciales que no son accesibles para la población originaria. Construyeron una panadería gourmet en Temozón Norte, donde los panes cuestan 70 pesos, cuando un pan dulce cuesta entre 7 y 15 pesos en otras zonas de Mérida. Bagundo afirmó que ahora están construyendo cafeterías y, solo por la fachada, dan por hecho que no van a poder consumir ahí.

Con tristeza pobladores extrañan el verde de sus selvas, el canto de los pájaros, los pregones de los vendedores en las calles, dicen todo eso lo han acabado las empresas inmobiliarias, que son las que impunemente siguen extinguiendo el ser , el quehacer y el alma colectiva de las comunidades mayas.


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