La impunidad panista
La impunidad ha acompañado a los panistas y priistas desde hace muchos años, como consecuencia clara es el estado en el que estaba el país desde hace seis años. Los funcionarios del PAN cometen delitos comunes para luego decirse perseguidos políticos y salvarse de la cárcel.
Para lograr este camino de hurtos y corruptelas requerían de un equipo consolidado de jueces que fueron nutriendo las filas panistas a veces con discreción. Otras no tanto.
Así encontramos importantes jefes de bufetes jurídicos en sus líderes, candidatos y funcionarios. Ahí está Diego Fernández de Cevallos, Fernando Gómez Mont, Antonio Lozano Gracia, Javier Lozano, entre otros muchos, que establecieron relaciones de complicidad con jueces, ministros y magistrados a lo largo y ancho del país.
Ahora, como consecuencia de este libertinaje en el que desarrollaron si vida, sorteando la acción de la justicia, son precisamente panistas quienes se encuentran en el banquillo de los acusados. La pasión con la que rechazaron la reforma al Poder Judicial, muestra un interés que va más allá de la sistemática negativa a toda disposición del gobierno, tiene que ver con su forma de vivir, de “hacer” política y de imponer criterios sobre los demás.
Actualmente hay tres grupos de panistas condenados a diferentes formas de sanción, en los tres grupos, hay, por lo menos un panista: Traición a la patria, Juicio político y delitos comunes. La lista es interminable.
Hacen una fila larga desde Genaro García hasta Ricardo Anaya, pasando por otros adoptados de partidos afines como el líder nacional del PRI, Alejandro Moreno, priísta, quien encabeza la lista de los que tendrán juicio político por múltiples delitos de corrupción.
Otros implicados en delitos graves son Francisco García Cabeza de Vaca, Margarita Zavala, Mariana Gómez del Campo, Marko Cortés, Santiago Taboada, Lorenzo Córdova, Enrique Vargas, Ricardo Rubio, Renán Barrera, Ciro Murayama, Santiago Creel, Jorge Romero, Felipe Calderón, Javier Lozano, Julen Rementería, Christian Von Roherich, Lilly Téllez, entre otros muchos.
Ente los delincuentes militantes de algún partido, porque en todos hay delitos y delincuentes, los lanistas tienen más que ninguna otra organización política. Han sido señalados desde hace tiempo y han estado prisioneros varios de ellos como Von Roherich, Martín Orozco, Guillermo Padrés, entre otros.
Es precisamente con los integrantes de estos delincuentes con los que el PAN formó su nuevo Consejo Nacional encaminados a la reconstrucción que n o puede llamarse de otra manera la situación en la que se encuentra ese partido.
El peor delito del PAN es engañar a la población, sus militantes y simpatizantes al decir que votaría en la sucesión simulada de si liderazgo nacional 300 mil panistas cuando en realidad no llegan a 200 mil. Los resultados fueron falsos y el triunfador, como sucedió con su candidata a la Presidencia de la República, ya estaba designado.
Ahora Jorge Romero está blindado ante cualquier intento de encarcelarlo como líder del cártel inmobiliario, a pesar del 70 por ciento de abstencionismo panista, de no contar con la militancia mínima para mantener el registro, de tardar tres horas en dar resultados electorales, de llevar a votar a acarreados, de carecer del quórum mínimo para hacer válida la votación, de simular la competencia por la presidencia del CEN, el delincuente tiene un camino libre hacia la impunidad panista.
