Monarquía trasnochada
Para el gobierno de España los últimos 500 años han pasado sin pena ni gloria, en vano. Nada nuevo que apreciar. El único cambio que valdría la pena mencionar en cinco siglos que es que en ese entonces gobernaba por mandato de Dios Fernando VII y ahora, por la misma vía de elección, Felipe VI. Lo demás es lo de menos.
Para algunos mexicanos que recuerdan a los sumisos conquistados adoradores de los conquistadores, a los que servían como esclavos, era necesaria la presencia de un rey que represente un país dividido, donde las contradicciones de una sociedad obligan a los socialistas adoptar ideas monárquicas trasnochadas.
Una entelequia monárquica no representa a nadie, porque nadie ha vitado por esa persona. Si lo tienen y lo mantienen para asistir a las tomas de posesión al reyezuelo que le enseñen los protocolos antes de salir a la calle. Todos recordamos que fue el único invitado que permaneció sentado ante la marcha de toma de posesión de Gustavo Petro, en Colombia, fue el único patán que se quedó sentado, ante la espada de Simón Bolívar, sólo para demostrar que no estaba de acuerdo con el progresismo, causa principal del enojo de sus súbditos del PSOE. Le dio el síndrome de Norma Piña en Colombia, lo cual es un a falta de respeto, que para hacer ese tipo de ridículos mejor no hubiera asistido.
En México no sólo es rechazado sino repudiado corre el riesgo de un jitomatazo. Mientras más lejos mejor los nostálgicos de la edad media. En España pareciera ser el franquismo la vanguardia política.
Un rey no puede representar a un Estado, esa persona anula cualquier concepto de Estado moderno, menos aún un gobierno democrático porque es una contradicción evidente. Pareciera que el gasto en elecciones de España es dinero tirado a la basura, ante la indignación de los socialistas por no respetar a un monigote sin consolidación social.
Pareciera que el gobierno español no tiene idea del tiempo, del desarrollo de la policía. Se han escrito miles de libros sobre política realmente moderna que parecieran no existir. Aquellos tiempos de Santiago Carrillo y discursos y declaraciones que marcaban la vanguardia política en España se fueron al caño. La revista el Viejo Topo, la lucha del pueblo por la República, los poetas Machado, García Lorca, Rafael Alberti, son como extraterrestres para Pedro Sánchez y secuaces de la derecha.
En el fondo no es el desaire que bien ganado lo tiene el rey, sino el hecho de que tome posesión un gobierno de izquierda y, sobre todo, que sea mujer quien tome el poder. El machismo en las monarquías y en especial la española, hace de la mujer un objeto, una cosa a la que pueden engañar, anular cuantas veces quieran, marginar, etc. Una carta enviada a España en 2019 por el presidente saliente Andrés Manuel López Obrador “lamentablemente no mereció respuesta alguna de forma directa”, señaló Sheinbaum en un comunicado en el que expone los “antecedentes” para excluir a Felipe VI de la invitación.
No sólo hay países que ofrecen disculpas sino que indemnizan por los abusos del pasado, cuando el colonialismo, hermano gemelo de la monarquía trataba a los hombres y mujeres colonizados como animales.
México no es el único país que exige disculpas a la colonia que dominó sus tierras y extrajo sus riquezas, varios países de África y el Caribe exigen que las naciones europeas paguen indemnizaciones millonarias por los hechos cometidos durante los regímenes coloniales, que incluyeron esclavitud, trata de personas y genocidios.
Hasta el momento, solo dos potencias coloniales han otorgado algún tipo de compensación económica por sus abusos coloniales. Primero fue Reino Unido, que lo hizo obligado judicialmente. En 2013, los tribunales británicos ordenaron a Londres que indemnizará a 5,000 supervivientes de Kenia, por 23 millones de euros.
Hasta el Vaticano ha ofrecido disculpas a los pueblos masacrados con su anuencia o complicidad. España en la arrogancia que la ignorancia anida, cree todavía que es dueña de los mares de las Indias y domina el Nuevo Mundo.
El presidente del gobierno español, el socialista Pedro Sánchez, calificó de “inexplicable” e “inaceptable” la postura de la futura presidenta de México, Claudia Sheinbaum, que decidió no invitar a su toma de posesión al Rey Felipe VI.
Cuando la normalidad es un homenaje al pasado el presente es sólo un estorbo para ubicarse en la realidad.
