La pelea de Zedillo-AMLO
Proverbio chino: Cuando dos elefantes pelean, la hierba es la que sufre. Camelot.
No fue la pelea como la de Canelo-Berlanga en Las Vegas. No, apenas fue un round de sombra entre Ernesto Zedillo, un presidente que lo fue, y AMLO, un presidente que se va. Cuando Zedillo se marchó y a su barco le llamó libertad, juró por todos los santos de su pueblo, que no volvería a mencionar nada de la política mexicana. Y lo cumplió. Hasta ahora, cuando irrumpió en contra del tirano, así llamó a AMLO y los mariachis de la 4T no callaron, se enojaron. Ernesto Zedillo (27 de diciembre de 1951, edad 72 años), a la muerte de Colosio se convirtió en el candidato presidencial. A su triunfo, soltó toda su furia contra Carlos Salinas de Gortari, a quien logró hacerlo el villano favorito de México.
Se fue sobre el hermano y le dio aire sacando del país al presidente poderoso. En el fondo de su vida no quería al PRI, lo detestaba, mas tras la muerte de Colosio. Gobernó con crisis y tuvo que armar un Fobaproa porque el país se deshacía entre las manos y nunca fue señalado o acusado de que se robó dinero de la Nación. Nunca. Al final resultó un buen presidente y, además, sacó las manos del proceso electoral y eso permitió que llegara un vaquero con botas a gobernar el país, fecha desperdiciada porque llegaba con todo el apoyo de los electores, pero se dedicó al puro desmother (desmadre) y así fue, como cantara Juan Gabriel. Los presidentes mexicanos, cuando terminan, optan por el exilio.
Así logran la sana distancia. Hubo uno que tuvo que ser exiliado casi con por la fuerza, Luis Echeverría, cuando su amigo de toda la vida, José López Portillo, tuvo que enviarlo a la embajada de Australia, para que viera como saltaban los canguros y se estuviera quieto con su maximato, que quería ejecutar. Los otros salieron, la patria se les niega. Carlos Salinas y Felipe Calderón viven en España. El otro, también, Enrique Peña Nieto, pero ese se fue con ‘manita de puerco’, porque después del palomazo en la boda donde cantó Julio Iglesias, al otro día la 4T le dijo te me vas, y se marchó muy rápido por Aeroméxico y ha guardado silencio de los pactos que hizo con AMLO, para no caer a la cárcel por la gran corrupción que generó.
Zedillo, director del Centro de Estudios sobre la Globalización en la Universidad de Yale, vino invitado a una convención de abogados, y allí soltó flama.
Dijo: “Antipatrias quieren transformar nuestra democracia en tiranía”. Y unos días después, con Ciro Gómez Leyva, en una señera entrevista, hizo trizas de AMLO y de su 4T y de todo lo que oliera a tiranía. Wikipedia. Tirano: “Dicho de una persona: Que abusa de su poder, superioridad o fuerza en cualquier concepto o materia, o que, simplemente, del que impone ese poder y superioridad en grado extraordinario”. La Reforma Judicial lo llevó al escenario. Cuando vio los temblores, decidió romper el silencio y salir a expresarse: “Pero cuando veo que la República está en riesgo, no puedo quedarme callado; no puedo ser cobarde”.
El presidente reviró: “Ahí vienen, traen a este… a Zedillo, para decir que ya es una dictadura México, y es de risa, sí es de risa…”, y la presidenta electa, por igual. El siempre polémico Ricardo Monreal soltó lo suyo, y lo que queda de Gerardo Fernández Noroña, quiso subirse al ring, pero el de enfrente era peso completo y el pobre Noroña, peso mini mosca.
La entrevista de Ciro puede verse en Youtube. Es buena.