Efectos y gran diferencia de la producción porcina en granjas, con las de traspatio y clandestinas
Es importante conocer y especificar a generalizar, sobre todo cuando hay efectos, desafíos y diferencias, como lo es en la industria porcina, donde surgen denuncias solo por denunciar o con fines comerciales, políticos o de competitividad.
Por eso es bueno precisar que, en el sector porcino, coexisten dos modelos de producción bien diferenciado: las granjas industriales y los sistemas de pequeña escala o traspatio y algunas hasta conocidas como clandestinas. Cada uno de estos enfoques presenta características y desafíos específicos.
Las granjas industriales se caracterizan por una alta tecnificación y automatización de sus procesos. Cuentan con instalaciones modernas, sistemas de alimentación y climatización automatizados, y rigurosos protocolos de bioseguridad. Esto les permite alcanzar una mayor eficiencia productiva, con altas tasas de crecimiento y conversión alimenticia. Sin embargo, requieren de una mayor inversión de capital y suelen contar con un mayor impacto ambiental debido a la concentración de animales, pero con programas sustentables. Y logran también efectos positivos en empleos, en la economía, desarrollo, salud, en las comunidades, además en la agricultura.
Cabe destacar que Los grupos cárnicos de cerdos en Yucatán están a la vanguardia cada vez más innovándose en infraestructuras sustentables y equipos con tecnólogas modernas para cuidar el ecosistema y coexistir con las comunidades de los pueblos mayas.
Por otro lado, los sistemas de traspatio o pequeña escala son más comunes en comunidades rurales y conurbanas. Estos se basan en un manejo más artesanal y con menor grado de tecnificación. Los cerdos se crían en espacios reducidos, con alimentación a base de desechos orgánicos y subproductos agrícolas. Si bien la productividad suele ser menor, estos sistemas tienen la ventaja de requerir una menor inversión inicial y de generar un impacto ambiental más acotado. Además, permiten a las familias campesinas diversificar sus fuentes de ingreso.
Ambos modelos de producción porcina tienen sus fortalezas y debilidades. Las granjas industriales han logrado posicionarse como la principal proveedora de carne de cerdo a nivel nacional e internacional, mientras que los sistemas de traspatio siguen jugando un papel fundamental en el abastecimiento local y en el sustento de pequeños productores.
La combinación de estos enfoques, junto con el apoyo de políticas públicas y programas de asistencia técnica, puede contribuir a fortalecer de manera integral la cadena de valor porcina, atendiendo a las necesidades de los distintos actores del sector.
Existen también las granjas de cerdos clandestinas que suelen operar fuera de la regulación y supervisión oficial, lo que puede llevar a condiciones insalubres y maltrato animal. Recientemente, se han reportado varios casos de granjas de cerdos en condiciones deplorables, donde hasta se encuentran cerdos con deformaciones, heridas infectadas y presencia de ratas e insectos.
Estas situaciones no solo afectan el bienestar de los animales, sino que también pueden representar riesgos para la salud pública debido a la falta de higiene y control sanitario. Es un desafío constante debido a la naturaleza clandestina de estas operaciones que existen en cientos de comunidades en los municipios.