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Cancún día dos

Cancún día dos

Cancún día dos

Viajar te deja sin palabras y después te convierte en un narrador de historias. Camelot.

El avión carretea y despega, extiende los alerones y se enruta hasta sus alturas permitidas, donde el piloto afirma a su gente y a los pasajeros que ya llegó a los 10 mil pies, tiempo que ya puede uno ir al baño o por un chesco, lo anuncian así porque ya entrando a esa altura, procederán a enrutar bien el vuelo y poner el piloto automático. Al llegar, como es tiempo de turbulencias, bailamos un poco la zambada, pero nada del otro mundo. El Boeing de Viva Aerobús carreteó y en menos que canta un gallo habíamos descendido rumbo al taxi enviado por el hotel, una camioneta Van. El chófer, gente de este sitio preguntó de dónde veníamos (¿Qué de dónde amigo vengo?), al escuchar Orizaba comentó que le habían dicho que era muy bonita, así es, le reafirmamos.

Hay muchas zonas aquí donde hospedarse, hoteles desde los más chicos con playa y los de más renombre y precios. Hay de todo para todo tipo de turistas, también los Airbnb, que suelen rentar casas y departamentos de todos precios. Ahora llego a la llamada Riviera Maya, la otra es la zona hotelera, donde se asienta el paseo Kukulcan y su plaza tipo mercado, donde tomas los camiones autobuses muy baratos, para recorrer los caminos de sus rutas. Los taxis son caros, 300 pesos la subida, si vas cerca, si te dejas, más caro. Es un hotel con Spa y Hotel resort, con albercas y hotelería de tres conjuntos, todo incluido, desde hace años los hoteles de Cancún ofertaron Todo Incluido, que consiste en que de aquí casi no sales, tienes todas las comidas a todas horas y el chupe gratis, lógico, te tienen albercas, juegos para niños y el mar, que en este espacio te tiene que llevar una camioneta aquí cerca. Ahora mismo lo voy a ver.

Platiqué con su gente, el bell boy me dijo que les iba bien, donde más de tres mil empleados aquí laboran, hay mucho veracruzano trabajando, como un día en Nueva York alguna vez encontramos varios poblanos y un terrablanquense, que a esa ciudad el llamaron Puebla York, solo por presumir. Ganan los trabajadores del hotel unos 6 mil pesos quincenales por 8 horas, y sobreviven. Aquí es alto turismo, están a reventar en esta temporada alta. A mi Mero no me sorprenden los grandes hoteles, porque hace como 10 años fui a Las Vegas, ahora casi no voy porque no me gusta el juego, solo los shows, la ludopatía me huye, pero en Las Vegas hay hoteles con 5 mil habitaciones y allí trabajan unos 15 mil hombres y mujeres, eso es casi un pueblo pequeño de los nuestros. De esos hoteles tienen como 30. Como todo está incluido, por las noches uno le entra al bufete, el de ayer era con homenaje a México, por tanto turista europeo y canadiense y americano, una joven cantaba las rolas de José Alfredo y la que se volvió a poner de moda, por la gira de Luis Miguel: Así se lleva México en la piel. No había mariachi, pero si danzantes oaxaqueños, La Guelaguetza y sus encantos y la calaca flaca, con aquello de: ‘Ay de mi llorona, llorona de azul celeste’.

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Ahora no he visto ningún picudo, nadie conocido. Amanece temprano, el huso horario es de una hora adelante de México y de mi aldea. La tele del cuarto muy para los gringos, solo dos canales de noticias: TV Azteca y Televisa, y los americanos, todos, a Ciro me lo perderé toda esta semana, no hay señal de Imagen TV. Mientras voy a ver ese impresionante mar Caribe, para ver si el sargazo no ha llegado por aquí y les cuento mañana.


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