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Ahora sí todos contra el PRI

Ahora sí todos contra el PRI

Ahora sí todos contra el PRI

El PRI no hubiera sido nada sin la ayuda de los periodistas por más de medio siglo. Ellos a sabiendas que emitían cobraban por difundir el mundo maravilloso que les dictaban los priistas que reflejaran en sus medios.

Los medios y los columnistas que cobraban en el PRI sus nutridos sobres, ahora son los primeros que saltan del Titanic y, por si fuera poco, fingen alegrarse de su agonía. Algunos de ellos vivieron de las dádivas del PRI por muchos años, ahora dicen celebrar el fin de un cacicazgo. No pensaban así hace tres años cuando todavía le sacaban jugo al despilfarro tricolor.

Ahora hasta compran alcance en las redes para que sus columnas de hoy tengan más lectores y puedan comprobar que nunca acudieron al chayote ni compartieron complicidades con el PRI. Porque callar corruptelas y descalabros es tan grave como elogiar sin méritos o litigar en los medios a favor de la corrupción.

Los mexicanos conocen a los manipuladores y reconocen a sus enemigos, los primeros disfrazaban de bondad a los segundos. Tanto que no siguieron sus indicaciones a la hora de emitir su voto a favor de quienes esos medios les sugerían, entre ellos los candidatos del PRI.

Nunca se creyó que el PRI dejara de repartir dinero entre los periodistas, inimaginable; sin embargo, el día llegó y fue a partir de ese momento que algunos columnistas se volvieron críticos. Después vinieron los excesos que no escaparon de los cuestionamientos de comunicadores que cambiaron de piel, otrora adoradores de todos y cada uno de sus líderes, candidatos y gobernantes.

Columnistas del priismo nunca dudaron en repetir que López Obrador era un dictador, antidemocrático, pero nunca se acordaron que José López Portillo fue candidato único para la presidencia, llevando un reinado frívolo y de soberbia. Tampoco quieren recordarlo porque eran épocas donde las iras presidencias convertía en ricos a algunos comunicadores.

La prisa de los comunicadores que vivieron de las dádivas del PRI por forzar el olvido de los mexicanos pareciera no tener sentido. La venganza nunca ha sido una conducta que los identifique, sólo la sumisión los cohesionó alrededor de los ídolos de barro del tricolor.

La falta de credibilidad es la peor sanción para un comunicador y rebasaron, desde año, ese límite al que apenas creen llegar hoy. Los mexicanos no son tontos y conocen o intuyen todos esos arreglos, que no es difícil de imaginar.

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En México los medios convencionales han perdido su credibilidad, hoy los comentaristas que surgieron en el priato, se abalanzan sobre las redes como tabla de salvación para evitar el naufragio, no se han dado cuenta que nadie les cree. Compran bots para decir que los escuchan en todo el mundo cuando para la mayoría de los ciudadanos son aberrantes. Cómplices de una debacle que tardó en suceder, gracias a ellos.

Hay prisa por rescatar del hundimiento de los medios la credibilidad de quienes ayudaron a la zozobra y el desplome. Los despojos de los medios llegan al fondo del océano pero sus tripulantes todavía no llegan a tierra firme por más que se esfuercen por alcanzar la sobrevivencia.

Ningún partido político derrochó más dinero en los medios y sus periodistas como el PRI y los priistas. Su generosidad no tenía límites. Al PRI siempre le sobró dinero y poder. Ambos eran siameses ejerciendo la autoridad política en México. Los medios recibían línea de sus contenidos desde las oficinas de gobierno que pertenecían todas al PRI y de las propias instalaciones del tricolor.

Ahora los medios beneficiarios del PRI, sufren amnesia y una crisis severa de ingratitud, que anuncian quiebra, a pesar de haber obtenido mucho de su actual patrimonio de ese partido casas automóviles, créditos, yates, etc. Dicen que el gran barco tricolor se hundió por sus excesos, cuando ellos fueron parte de la debacle y de los excesos.


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