Entre calor que quema y sequía intensa, urgen acciones para mitigar los daños por el clima
Entre los problemas que tenemos que enfrentar por el cambio climático, México está padeciendo la sequía en el 74 por ciento de su territorio. Por otra parte, también hay estados que se alistan para recibir enormes cantidades de agua, inundaciones severas y probablemente deslizamientos de tierra. De las 210 grandes presas con las que cuenta el país, están llenas solamente el 36 por ciento y hay un déficit de 25 por ciento respecto de la media histórica. Los tres embalses del sistema Cutzamala, que abastecen a una tercera parte del Valle de México, tienen un almacenamiento de apenas 27.5 por ciento. Desde 2022 vivimos una crisis hídrica y estamos viviendo las temperaturas más altas en los últimos años.
El Monitor de Sequía en México (MSM), del Servicio Meteorológico Nacional, señala que al 30 de abril de 2024 el número de municipios con sequía fueron mil 963, es decir, 79.4 por ciento de los 2 mil 469 municipios y alcaldías de los 31 estados y la Ciudad de México. De estos municipios, 380 sufrían sequía extrema y 215 sequía excepcional. Entre las consecuencias está la pérdida de cultivos, aumenta el riesgo de incendios, falta agua en presas, arroyos y pozos por lo que cae la producción de granos, principalmente de maíz, y aumenta los precios en productos del campo, como tenemos ahora al cilandro, que alcanza hasta 450 pesos el kilo estos días.
El calor también afecta a las frutas y vegetales, sube el precio porque la temperatura hace que se pudran más rápido, es el caso que se observa en mercados y plazas con la calabaza, el rábano, jitomate, chayote, entre otros. Vivimos temperaturas de hasta 45 grados en algunos puntos del país y también estrés hídrico.
El World Resources Institute indica que 25 por ciento de los habitantes del mundo se enfrentan cada año a condiciones alarmantes de estrés hídrico, y que cerca de 50 por ciento de la población mundial padecen estrés hídrico durante al menos un mes al año, cifra que en 2050 podría aumentar a casi 60 por ciento. Es una situación que preocupa porque desde hace décadas varios países se comprometieron a frenar el calentamiento global, porque aunque existen todavía líderes que niegan este fenómeno, como Donald Trump (Estados Unidos) o Jair Bolsonaro (Brasil), es evidente que nos enfrentamos a cambios climáticos que podrían dejar a millones sin hogar o afectar la calidad de vida de muchos.
Debemos recordar a los gobiernos que se comprometen cada año a tomar acción contra el cambio climático, como el año pasado en la 28ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28) en Dubái, que hace falta la inversión en tecnologías que ayuden a mejorar esta situación, en esta pasada edición se lanzó el Fondo de Pérdidas y Daños de 11 mil millones de dólares para ayudar a los países vulnerables a enfrentar el impacto del cambio climático.
Es necesario que se comience con la acción, más de 120 países se comprometieron a triplicar la cantidad de energías renovables y duplicar la cantidad de eficiencia energética en los siguientes diez años, pero es una promesa que vienen haciendo desde hace tiempo atrás y si no hay exigencia a esos líderes que se niegan a cooperar seguiremos en la misma, qué impacto puede tener que 140 países se comprometan a estar conscientes de las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes de los sistemas alimentarios en su planificación de mitigación climática.
Se esperaba que para 2030 se triplique el uso de energías renovables. Hay altas expectativas en que el próximo gobierno, que encabezará una experta en este tema, Claudia Sheinbaum, maneje estrategias que funcionen, sobre todo porque la demanda de energía está aumentando. Existe confianza por su historial en la Ciudad de México, en donde impulsó proyectos de transporte que disminuyen la contaminación, promovió el uso de bicicleta y colocó paneles solares en la central de abasto. En el siguiente sexenio es indispensable que nuestro gobierno haga mucho por la reducción de emisiones de efecto invernadero y que no caiga en presiones de otros líderes con los que ya existen acuerdos internacionales.