Takero de Madrid
Expresión mexicana: Echarle crema a los tacos. Camelot.
Mientras entristece y los ánimos de medio mundo andan por los suelos, yo dejé un pendiente de mi reciente viaje a Madrid. Sucede que en la noche con mi hija y yerno y Rafa Fuster y señora, hablamos del Takero de Madrid, un hombre originario de Oaxaca que fue e hizo la España, una Reconquista a la inversa, Este llegó y desembarcó en Madrid, chulona mía y hace años alquiló un local en la esquina del hotel Liabeny de la calle Salud, y todos los mexicanos que allí nos hospedamos, que somos un Xingo, diría Xóchitl, veíamos las colas larguísimas de los madrileños que querían saber a qué sabían esas cosas llamadas tacos mexicanos. Una Bandera Mexicana ondeaba a la entrada del local. Fue tanto su éxito que ese local le quedó chico y el muy visionario fue y adelantito, sin dejar este mismo local, alquiló o compró uno más grande, espacioso, limpio y cómodo, con mesas y con la parafernalia de un buen negocio. Pues esa noche que era la última que pasaba en Madrid, nos fuimos los cinco a cenar. Como todos, hicimos la cola y en lo que eso ocurría hice una consulta Mitofsky y me fui a platicar con las empleadas. Tienen bien montado su sistema, por eso la fila, llegas a la caja, pides tus tacos que hay de diferentes especies, los del pastor, que son los más cotizados y esa noche, a las 10, ya no había y eso que habían hecho dos trompos grandes, de suadero, cochinita pibil, el aguacate mexicano siempre entre ellos, probamos unos de arrachera, bacon, bistec y unas quesadillas y todo a pedir de boca, con su respectiva agua de horchata, los refrescos son mexicanísimos, los Jarritos que buenos son. Por tres nos costó 20 euros, algo no muy caro. Unos 400 pesos más o menos, y cuando ya pagas te asignan mesa y esperas los tacos que llegan rapidísimo. El dueño me dicen que ya tiene dos Ferrari y hay muchos mexicanos al grito del taco, que están tomando Madrid, para hacer negocios como los hizo este oaxaqueño.
La sonrisa
Aunque estemos tristes, hay que sonreír, como cantaba Enrique Guzmán aquello de tienes que sonreír, payasito. Decía el famoso Charles Chaplin hace tiempo que un día sin reír es un día perdido. El artista también definía la sonrisa como la señal eterna de la amistad profunda, y decía que no hay nadie en el mundo que sea tan rico como para poder vivir sin ella o nadie tan pobre como para no merecerla. ¡Y no podríamos estar más de acuerdo con las sabias palabras del mítico actor! Por no hablar, por supuesto, de los muchos beneficios para la salud que tiene realizar este gesto tan bonito y tan fácil. Unas frases graciosas pueden sacarte una sonrisa.