El mayor ladrón de la historia
Sin lugar a dudas los mexicanos decidimos entronizar en el poder a uno de los más grandes ladrones de la historia de este país. Y digo que es el mayor ladrón de la historia, porque nunca antes alguien se apoderó de tanto dinero para dilapidarlo a través de dádivas para mantener a sus adeptos y seguir siendo popular. Comprar conciencias es parte de la estrategia que desarrollo Andrés Manuel López Obrador para cuando alcanzara el poder.
Nunca antes vivimos una circunstancia de este tipo, porque la mayor parte de los mexicanos decidieron entronizar a un ambicioso de poder y de riqueza, que ha puesto la mira no tan solo en la destrucción, sino en el hurto de capitales mas grande de la historia del país. Miles de millones de dólares han sido escondidos en paraísos fiscales por los hijos de quien por ahora es el Presidente de la Republica, y lo que esperamos los mexicanos es que sean confiscados y que paguen con cárcel sus delitos .
Hay que decirlo con todas sus letras, no estamos en una circunstancia cualquiera, estamos ante la posibilidad de perder al país y a nuestra democracia, esa que hemos venido solventándose desde la época en que principio la lucha de la Revolución Mexicana, y por mucho que se diga y señale que los regímenes del,pasado tuvieron la culpa de nuestros males, la realidad indica que los verdaderos males están ahora en la mesa de la discusión.
Nunca antes un mandatario ha sido tan asesino, como lo ha sido Andrés Manuel López Obrador, porque condenó a muerte a los niños con Cáncer al negarse a comprar los medicamentos para paliar su sufrimiento. Ojalá nunca algún miembro en su familia llegue a tener esa enfermedad, porque engendra el infierno en que dejo a las familias de los niños con Cáncer que poco le importaron simplemente porque prefirió invertir en otras cosas y no en los paliativos de la enfermedad.
En lo personal, después de observar la forma tan vil como trató a los niños enfermos de cancer, comprendí que ese hombre no es un ser humano con sentimientos, y desde entonces la rabia no se me ha ido del alma, porque solamente un ser sin valores y principios puede dejar de tener piedad por los demás. Pero lo más graves es que el dinero que no quiso gastar no era de él, sino de los mexicanos, quienes somos los que con nuestros impuestos sufragamos todos sus caprichos.
Nunca dejare de escribir acerca de este sujeto tan vil y a la vez tan miserable que por desgracia llego al poder por un equivocación de la mayor parte de los mexicanos que lo llevaron con su voto al poder, pero ese es el destino de las democracias cuando los pueblos se equivocan, y nuestra desgracia mayor es que lo seguiremos pagando en los siguientes diez años. Pobre país, pobres mexicanos. Al tiempo.
