Giovani Gutiérrez, el mentiroso
Vivo en la hoy alcaldía de Coyoacán desde finales de los años sesenta. Desde entonces he visto pasar delegados y un alcalde que no han resuelto los problemas de los ciudadanos, sino únicamente se han embolsado el dinero por montones y aparentan proteger a los ciudadanos.
Entre los múltiples encargados administrativos y políticos, destacan dos sinvergüenzas: Leopoldo Sánchez Celis, hijo del ex gobernador de Sinaloa (del mismo nombre y apellido), quien estuvo relacionado con el narcotráfico en aquella entidad; y Mauricio Toledo, hoy en Chile, quien dejó una escuela de malandrines que continúan manejando a esta demarcación.
En la próxima elección del 2 de junio, destacan Giovani Gutiérrez, por la alianza antinatura PRI, PAN y el casi invisible PRD que se dice de izquierda (sic ambidiestro) y Hanna de la Madrid, por Morena, aunque con una militancia priista.
Giovani ha llenado de plásticos todos los postes, especialmente en Miguel Ángel de Quevedo. En los mismos pone repetidamente “Gio” y remata diciendo: “Imparable”.
Hace más de once meses que el citado sujeto inició una obra de entubado en la Prolongación de Moctezuma, la cual ha sido reabierta, cuando menos en cinco ocasiones, con problemas para la salud de los habitantes porque el terregal es inclemente.
Claro, el multimencionado individuo jamás se ha parado por el sitio para explicar por qué es tan ineficiente él y su equipo de trabajo.
Recientemente puso en algunas unidades habitacionales los nombres y los mandos de la policía que el alcalde maneja, quizá para decirnos que nos protege.
En la delegación Coyoacán, las patrullas, constantemente, se meten en sentido contrario; los uniformados hacen de las suyas enfrentándose a los ciudadanos; dejan que haya libertad para ingerir alcohol en la vía pública (por cierto, hay un pendón del PRI que da risa: “Más escuelas y menos chelerías”, algo que reivindica Gio) y los asaltos son frecuentes.
El periódico: El Universal, ha dedicado dos entrevistas amplias al tal Gutiérrez (¿miedo a perder?) (¿cuates en el impreso?)
Como sabemos, el prometer no empobrece (sic enriquecido).
¿Hasta cuándo el bello Coyoacán tendrá una autoridad que vea, en serio, por sus habitantes?