Sicopatía política
Por José García Sánchez
La psicopatía es un trastorno de la personalidad caracterizado por alteraciones en la conducta como falta de empatía, afecto y remordimiento; hemos visto que hay dos personajes que muestran claramente la falta de arrepentimiento a pesar de la que las autoridades electorales les hayan impuesto sanciones por su conducta.
A pesar de que fueron señaladas como transgresoras de la equidad y violentadoras de sus víctimas, y coinciden con los síntomas, siguen tratando de hacer valer los conceptos que les ocasionaron castigo. Ellas son Denisse Dresser y Beatriz Pagés, cuyos nexos entre sí, no son visibles pero coinciden en sus ideas de ultraderecha, con el simple afán de recuperar por lo menos el prestigio perdido en los últimos años.
Su inadecuado manejo de la ira, la convicción de tener razón a pesar de ser juzgadas, llevan a pensar que se trata de un par de sicópatas que inadecuado manejo de la ira, por ejemplo. Los psicópatas tienden a ser manipuladores e individualistas, presentando así comportamientos extremadamente narcisistas y no responsabilizándose por ninguna de sus actitudes.
Este trastorno puede ocurrir debido a alteraciones cerebrales, factores genéticos y traumas en la infancia, según señalan los siquiatras. El diagnóstico de la psicopatía es realizado por un psiquiatra, el cual puede utilizar el Test de evaluación de la psicopatía de Hare o PCL-R, en el que se evalúan las características del comportamiento.
Beatriz Pagés al dedicar la portada de su revista a Claudia Sheinbaum, con suásticas hitlerianas, explica las razones de su impulso como si se tratara únicamente de una advertencia, implicado un servicio social según ella, en ducha aclaración no muestra ni remordimiento ni culpa, simplemente lo justifica, mostrando que tenía la razón.
La conducta de la bailadora Denisse Dresser, por la atribución de señalar que la diputada Andrea Chávez era pareja de Adán Augusto López, es similar. Nunca mostró arrepentimiento, a pesar de que fue sancionada por el Tribunal Electoral; al contrario, profundizó en su aseveración.
El tratamiento de la psicopatía puede realizarse con medicamentos prescritos por un psiquiatra, como litio; terapia psicológica, como la cognitivo-conductual; además del apoyo de grupos como la familia, amigos y comunidad.
Lo primero que debe aceptar un sicópata es reconocer su enfermedad y eso lo encontrará en la conciencia de sus errores, que estos personajes todavía no advierten. A pesar de que es común esta conducta en algunos políticos de ambos géneros, pareciera que afirmar y repetir los errores c como si fueran aciertos crea una costumbre en la vida política del país.
Existen más personajes que eligieron el insulto, la mentira para descalificar contrincantes y en lugar de reconocer que mentían y que los desmentidos se difundieron, a veces, tanto como los rumores, continúan insistiendo en temas que forman parte de las consignas de la oposición desde hace cuatro años.
Esto pareciera como si una vez que asesinaron a alguien y recibieron su castigo, quieren volver a asesinarla, y, lo peor, argumentan que tienen razón. La impunidad como privilegio de quienes siempre fueron protegidas por las altas autoridades y mantenidas por ellas.
Cuando el poder fáctico otorga ciertas canonjías a algunos de sus incondicionales, la autocrítica desaparece y niegan toda crítica, de tal manera que sólo ellos tienen la razón y están convencidos de ello. Ambas mujeres están instaladas dentro de la oposición y seguramente su conducta es un esquema a seguir por otros personajes de la oposición y no porque las admiren sino porque tienen el mismo modelo. No reconocen errores y su fantasía se convierte en realidad en el momento en que expresan esa idea.
La oposición lanza una consigna, ésta se desmiente, pero continúa siendo vigente para quienes la impulsaron como si en lugar de desmentido haya habido una confirmación.
La sicopatía no es contagiosa pero suele reunir a personas con el mismo problema de conducta que fuera su patología en perjuicio de quienes los rodean.