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Las emociones entran a la oficina

Las emociones entran a la oficina

Las emociones entran a la oficina
Por Ivette Estrada

El viejo mito de que sólo la razón entre a nuestros lugares de trabajo está proscrito. El home office visibilizó que las personas lidian con distintos roles y emociones todo el tiempo e ignorarlo sólo reduce la productividad.

¿Qué pasa a la inversa? Cuando se reconocen las emociones de los otros, se genera confianza y se catapultan capacidades, dones y rendimiento. El solo hecho de verbalizar los miedos y el estrés, por ejemplo, mejora el trabajo de los miembros del equipo.

Incluso, un rasgo distintivo de las empresas resilientes después de la pandemia mundial de Covid-19, fue el liderazgo empático y su capacidad de reconocer la incertidumbre y sus efectos en la vida personal y laboral. Este enfoque en la alta dirección revirtió hasta en 37% los efectos de volatilidad e incertidumbre laboral.

En esta era, cambian radicalmente los paradigmas. Si durante mucho tiempo se asumió que las emociones no tenían cabida en el ámbito profesional, hoy reconocemos que en la oficina también existe vulnerabilidad. Las personas no dejan de serlo sólo por cumplir una responsabilidad de negocios. Entonces, la escena de colocarse una careta cuando se va a trabajar no existe más.

En gran parte, el teletrabajo nos presentó una visión más humana del quehacer laboral: niños que repentinamente aparecían en pantalla, mascotas que se colaban en la sala de juntas virtual, ruidos domésticos que traspasaban las pantallas…

Esta nueva realidad cambió la manera de visualizar a los líderes empresariales. No se trataba de seres lejanos e inaccesibles. Eran personas de carne y hueso, “gente como uno”, que sorpresivamente se convirtió en nuestro apoyo emocional…pese a enfrentar sus propios problemas y miedos.

Aunque aún existe mucha reticencia al reconocimiento emocional, y los jefes tienden más a la celebración por el cumplimento de unas metas que a generar una pausa para apoyar a quien tiene alguna inquietud, cada vez más la empatía psicoemocional se vuelve parte de la cultura laboral.

Incluso, hoy asumimos que lo peor que pueden hacer los líderes cuando los empleados se sienten mal es no hacer nada. Si los directivos quieren dar señales de cuidado y generar confianza, necesitan reconocer las emociones que presentan sus colaboradores.

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Hoy se revaloran más que nunca los lazos socioemocionales, esos que pueden ayudar a reconstruir conexiones personales cercanas y de apoyo entre los empleados. Son las conexiones relacionales entre las personas.

Esos puntos de contacto formales y orgánicos entre colegas, por ejemplo, pueden ayudar a crear redes de relaciones sólidas en las organizaciones. Incluso logran evolucionan y cambian naturalmente a medida que lo hace el negocio.

Las acciones cruciales para fortalecer los puntos de contacto en una organización son generar una cultura de más y mejor aprendizaje, crear soluciones inclusivas a la medida y apostar por la conexión social en línea y presencial.

Es tiempo de conexión y reconocimiento emocional. Es momento de humanizar a las organizaciones.


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