La quema de pirotecnia daña el sentido auditivo de las mascotas
La quema de la pirotecnia en estas fiestas decembrinas afecta los sentidos auditivos de las mascotas, por ello, las autoridades competentes deben tomar cartas en el asunto para proteger a las mascotas y hacer conciencia en la población para que en esta fecha eviten el uso excesivo de los fuegos artificiales y explosivos, dijo el coordinador de la agrupación ambientalista Guardianes de la Naturaleza, de Ciudad del Carmen, Juan Gabriel Martínez Martínez.
Indicó que el uso de pirotecnia en esta temporada decembrina ha sido causante de accidentes con daños significativos a nivel físico, sensorial o visual y quemaduras de diferentes grados, tanto en personas como en mascotas, y gracias a las campañas de concientización año con año desciende el porcentaje de accidentes.
Explicó que los dispositivos pirotécnicos usados normalmente con fines estéticos, de entretenimiento en la temporada navideña o en otras fechas de celebración contienen entre 0.5, 15 y 20 gramos de pólvora, su empleo muchas veces se lleva a cabo con fines recreativos, sin embargo, causan diversos daños a personas y animales.
El oído de los animales es más sensible
El ambientalista añadió que el oído de muchos animales es más sensible que el humano, por ello, las explosiones de fuegos artificiales no solo les resulta más perturbadoras, sino que les pueden dañar gravemente su capacidad auditiva.
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Apuntó que los fuegos artificiales pueden emitir sonidos de hasta 190 decibelios (110 a 115 decibelios por encima del rango de 75 a 80 decibelios, donde comienza el daño para el oído humano); por lo tanto, los explosivos generan un nivel de ruido más alto que el de los disparos (140 decibelios), y que el de algunos aviones de reacción (100 decibelios).
Agregó que las pirotecnias son venenosas y su explosión libera partículas nocivas como el polvo fino (PM10), respirable y tóxico, y puede empeorar enfermedades existentes, así como ocasionar otras. Por lo tanto, los fuegos artificiales representan un peligro para los animales que viven en las áreas donde se detonan, o en ubicaciones relativamente alejadas cuando el viento transporta las partículas a la suficiente distancia.
